Madrid/Europa Press-

Miles de centroamericanos partieron en octubre hacia Estados Unidos, empujados por «una situación económica muy precaria» y «una violencia desmedida». Las cifras, aunque llamativas, en realidad están en «niveles históricamente bajos», según Human Rights Watch (HRW), que ha instado al Gobierno de Donald Trump a atajar las causas profundas de la emigración centroamericana si quiere frenarla.

Los habitantes del llamado Triángulo Norte -formado por El Salvador, Honduras y Guatemala- «se van desde hace tiempo, lo que está cambiando es la respuesta de Estados Unidos», ha dicho la investigadora de HRW para las Américas, Tamara Taraciuk, en una entrevista concedida a Europa Press.

Taraciuk ha explicado que las razones que expulsan cada año a miles de centroamericanos hacia el vecino del norte son «una situación económica muy precaria» y «una violencia desmedida». «Lo que sí ha cambiado», ha apostillado en la misma entrevista Emma Daly, directora de Comunicación de HRW, es que ambos problemas se han agudizado y «las amenazas se extienden ahora a las familias».

Daly ha comentado que, por ejemplo, en lo tocante a la violencia, «hace algunos años se veía a más hombres viajando solos» para intentar escapar de las pandillas. Ahora, estas bandas criminales son también una amenaza para adolescentes e incluso niños, lo que obliga a huir a familias enteras.

Las caravanas que los centroamericanos, sobre todo hondureños, han formado a lo largo de la región hasta toparse con el límite norte de México han llamado la atención de todo el mundo. Sin embargo, Daly ha enfatizado que «los flujos migratorios frente a la frontera sur (de Estados Unidos) están en niveles históricamente bajísimos».

Para HRW, el problema es que «no se están asegurando sus derechos», ha indicado Taraciuk. La ONG ha recordado que «durante el viaje son muchos los peligros» y, una vez a las puertas de Estados Unidos, tienen dificultades para solicitar asilo.

«Lo que vemos con los que están pidiendo asilo es que intentan cruzar por puestos oficiales pero ahora hay un sistema de límites por el cual solo están dejando entrar a entre 20 y 40 casos al día, entonces hay unas filas enormes y crecientes y la gente intenta cruzar de forma ilegal y luego buscan agentes para pedir asilo», ha contado Daly.

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