POR TOM HAYS Y CLAUDIA TORRENS/AP
NUEVA YORK
Uno era un adicto al juego que se sometió a una cirugía plástica para cambiar su apariencia. Otro comenzó su vida delictiva a los 4 años. Un tercero era un niño de Chicago que hizo una fortuna con el narcotráfico.
Los tres, Tirso Martínez Sánchez, Jorge Cifuentes y Pedro Flores, están testificado en el juicio al narcotraficante mexicano Joaquín «El Chapo» Guzmán en un largo proceso en Estados Unidos.
Al ilustrar una imagen vívida de la bonanza de cocaína colombiano-mexicana de las décadas de 1990 y 2000, los tres narcotraficantes describieron en la corte federal de Brooklyn las recompensas, reveses y rarezas de trabajar con el jefe del cártel de Sinaloa.
Aquí hay algunos puntos destacados de sus testimonios:
EL FUTBOLISTA
Al igual que otros narcos importantes de su época, Martínez ganó más dinero del que podía gastar. Testificó que usó un poco para comprar equipos de fútbol en México, lo que le valió el apodo de «El Futbolista». Además tenía adición por las apuestas.
El testigo de 52 años relató también que uno de sus exjefes se disparó en la cabeza para no ser detenido, mientras que otro murió en la mesa de operaciones durante una cirugía plástica para alterar su apariencia.
Martínez declaró que, a partir de 2000, supervisó un plan de Guzmán para transportar cocaína desde México hasta la ciudad de Nueva York por tren. Calcula que ganó unos 20 millones de dólares en este operativo antes de abandonarlo debido a la presión por parte de Guzmán por las pérdidas generadas por los decomisos.
NEGOCIO DE FAMILIA
Cifuentes describió cómo su padre lo reclutó a los 4 años para ayudar a mover cigarrillos y alcohol ilegales en Medellín, Colombia.
Testificó que muchos de sus ocho hermanos estaban en el comercio de drogas y que tenían «conflictos como cualquier otra familia».
Cifuentes, de 55 años, enviaba cocaína colombiana al cártel de Sinaloa por avión. Dice que se reunió con “El Chapo” en su rancho en 2003, donde festejaban dos años de que Guzmán había escapado de prisión.
En otra reunión en 2009, el testigo declaró que compartió un cigarro de marihuana con Guzmán, quien le dijo a Cifuentes “esto no me hace nada”.
EL HOMBRE
Los gemelos Pedro y Margarito Flores, de 37 años, eran tan buenos distribuyendo cocaína en Estados Unidos que Guzmán los buscó.
Pedro Flores, quien se refiere a Guzmán como “The Man” (El Hombre), describió que aun cuando “El Chapo” estaba prófugo los gemelos pudieron seguir adelante con su red en Estados Unidos con suficiente éxito como para reunirse con el narco mexicano en las montañas de Sinaloa. Flores relató que de camino al encuentro vio a un hombre desnudo, aparentemente torturado. «Estaba atado a un árbol con una cadena», dijo.
El estrés del trabajo y los peligros de una sangrienta guerra dentro del cártel convencieron a Flores a comprometerse con federales estadounidenses.