Por MARY CLARE JALONICK
WASHINGTON
Agencia AP

Algunos demócratas que tendrán la mayoría en la cámara baja a partir de enero están dispuestos a afirmar que el presidente Donald Trump habría cometido una serie de faltas merecedoras de la impugnación. Pero eso no significa que estén dispuestos a iniciarle un juicio político, al menos por ahora.

Por distintas razones, los demócratas son extremadamente cautos en el empleo de un término tan delicado. Saben que podría salirles el tiro por la culata, y muchos estaban en funciones cuando se realizó el juicio político al presidente Bill Clinton hace 20 años. El representante Jerry Nadler, probable próximo presidente de la Comisión Judicial de la cámara baja, ha dicho que la impugnación de cualquier presidente es un “trauma” para un país.

Nadler dijo a CNN el domingo que si Trump ordenó a su antiguo abogado que violara las leyes de financiación de campañas, esto probablemente merecería una impugnación. “Pero si son lo suficientemente importantes para justificar un juicio político es otra cuestión”, precisó.

No está claro si la distinción entre delito impugnable e impugnación en sí satisfará al sector de la base demócrata ávido de echar a Trump a patadas de la Casa Blanca. Pero por ahora, la dirigencia demócrata se atiene a esa distinción sutil. Esta actitud obedece a varias razones.

En documentos presentados el viernes, la fiscalía investigadora presidida por Robert Mueller dijo que el antiguo abogado de Trump, Michael Cohen, violó las leyes de financiación de campañas “en coordinación con y bajo directivas” de aquél. Es la primera vez que vinculan directamente a Trump con un delito federal.

Pero se espera más de Mueller, incluso acusaciones en relación con el robo de emails durante la campaña de 2016 que implicarían a miembros del círculo de Trump.

Si los demócratas deciden iniciarle juicio político a Trump, probablemente será por mucho más que la violación de las leyes de financiación de campañas.

Por otra parte, la medida puede ser contraproducente. Los demócratas son conscientes del precio que pagaron los republicanos por el juicio político a Clinton hace 20 años. Tanto Nadler como la líder del bloque Nancy Pelosi estaban en la Cámara.

Los republicanos dieron imagen de extralimitarse, lo cual elevó las cifras de popularidad de Clinton y ayudó a los demócratas a ganar bancas en la elección de mitad de mandato de 1998.

Pelosi ha dicho que el juicio político es una “actividad divisionista” que solo puede prosperar con apoyo de ambos partidos. “Si existen las bases (para la impugnación), esto debería ser evidente de por sí para demócratas y republicanos”, acotó.

Hasta el momento ningún republicano ha expresado el menor apoyo a una impugnación. Muchos republicanos que critican a Trump perdieron la reelección en noviembre.

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