Por Gonzalo Ruiz Tovar y Carlos Castillos
Lima/Montevideo
Agencia (dpa)

El expresidente peruano Alan García regresó hoy a su casa en el distrito limeño de Miraflores, después de que Uruguay le negara el asilo y lo exhortara a dejar la casa de su embajador en Lima, en donde permanecía desde hace dos semanas.

El secretario de García, Ricardo Pineda, confirmó el paradero del exmandatario y aseguro que no intentará buscar asilo en otro país, aunque mantiene la teoría de que es un perseguido político.

Previamente, el exgobernante, de 69 años y contra quien no hay orden de detención, había estado durante algunas horas en la casa de su hija mayor, Carla.

García, de 69 años, investigado por presuntos lavado de activos y crimen organizado, se refugió hace dos semanas en la casa del embajador Carlos Barrios, después de que un juez le dictara impedimento de salida del Perú por 18 meses.

Tras analizar el pedido, el Gobierno uruguayo determinó hoy que no hay razones para que el caso, derivado en principio de nexos supuestamente ilegales con la constructora brasileña Odebrecht, sea considerado una persecución por razones políticas.

«En el Perú funcionan autónomamente y libremente los tres poderes del Estado y es el Judicial el que está llevando adelante las investigaciones de eventuales delitos económicos», resumió el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez.

Versiones periodísticas peruanas aseguran que García ya sabía que Uruguay le negaría el asilo, por lo que buscó sin éxito contactos con otros países, como Costa Rica.

García, que gobernó como izquierdista de 1985 y 1990 y como derechista de 2006 a 2011, y que en ambas ocasiones terminó con múltiples sospechas de corrupción, es investigado por la Fiscalía por pagos hechos por la constructora brasileña Odebrecht bajo el rubro de conferencias.

El expresidente vivía en España con su pareja y el menor de sus seis hijos, pero regresó a Lima para un interrogatorio del fiscal José Domingo Pérez, momento en que se le dictó el impedimento.

Ese día, García dijo que obedecería la orden del juez Richard Concepción Carhuancho, pero horas después ingresó en la casa del embajador.

El canciller del Perú, Néstor Popolizio, señaló que la decisión de Uruguay confirma la independencia de poderes en el Perú y festejó que se evitaran roces con Montevideo.

Para expertos como el exjefe del gabinete ministerial Pedro Cateriano -autor de libros sobre la corrupción de García-, la posición uruguaya refleja lo que ocurre en el Perú y disminuye las opciones de asilo para García por cualquier otro país.

García obtuvo asilo de Colombia en 1992 pero en condiciones muy distintas, pues el presidente Alberto Fujimori -con cuyo sector es ahora aliado- había impuesto una dictadura y pretendió capturarlo ilegalmente. Eso le permitió vivir en el extranjero mientras los presuntos delitos de su primer mandato prescribían.

Por casos vinculados con Odebrecht está prófugo el expresidente Alejandro Toledo y con impedimento de salida los exmandatarios Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski. Asimismo, está en prisión provisional la poderosa líder derechista radical Keiko Fujimori.

Para analistas, el pedido de asilo puede ser interpretado por la Fiscalía como intento de fuga, por lo que se podría pedir prisión provisional. No obstante, aún no hay posiciones al respecto.

Para compañeros de García en el Partido Aprista, la «persecución» es lanzada por el presidente Martín Vizcarra, aliado, según ellos, de los «caviares» (término despectivo para los progresistas) y los «comunistas» (izquierdistas en general).

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