Miami/DPA

El huracán Florence mantuvo hoy su camino hacia la costa este de Estados Unidos y se ubicó a 1,500 kilómetros de Cabo Fear, en Carolina del Norte, uno de los tres estados que, según los pronósticos, serán golpeados por el potente ciclón, que sigue dando lugar a miles de evacuaciones.

El Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés), con sede en Miami, indicó que Florence viaja por el océano Atlántico con vientos máximos sostenidos de 215 kilómetros por hora y que se fortalecerá al final del día.

«Una de nuestras preocupaciones es que el huracán disminuya su velocidad de traslación», explicó a dpa la meteoróloga María Torres, al detallar que en ese caso «las consecuencias podrían ser mucho mayores».

El NHC prevé que Florence, de categoría cuatro (en la escala máxima de cinco de Saffir-Simpson), genere tras su paso por Carolina del Norte, Carolina del Sur y Virginia acumulaciones de agua de entre 38 y 76 centímetros y, por ende, traiga consigo inundaciones.

Además, se prevén marejadas ciclónicas (inundaciones costeras) con olas de hasta 3.6 metros de altura. «Los oleajes ya están afectando a las Bermudas y porciones de la costa estadounidense», detalló el NHC.

Las Carolinas y Virginia permanecen desde el domingo en estado de emergencia. El gobernador de Carolina del Sur, Henry McMaster, ordenó la evacuación de toda la zona costera, en donde vive por lo menos un millón de personas y el cierre desde hoy de escuelas y oficinas públicas.

En la costa ya comienzan a escasear el agua potable y los alimentos no perecederos. Además, las autoridades locales han reportado un incremento en el tráfico debido a las evacuaciones en la zona mayormente turística.

«Hay mucha movilización. Tenemos entre cuatro y seis veces más tráfico del habitual, pero necesitamos que todos lo hagan antes del viernes (cuando se presume que el huracán tocará tierra)», dijo a CNN la alcaldesa de Myrtle Beach, Brenda Bethune.

El Gobierno federal «comenzó a movilizar una respuesta coordinada», según indicó el presidente Donald Trump ayer tras hablar sobre los posibles efectos del huracán con el vicepresidente, Mike Pence, y los jefes del Departamento de Seguridad y la Agencia Federal para el Manejo de las Emergencias.

Entretanto, Isaac, otro huracán que viaja por el Atlántico pero hacia el Caribe, mantuvo una velocidad de 110 kilómetros por hora.

Artículo anteriorGobierno y oposición recuerdan por separado 45 años del golpe en Chile
Artículo siguienteFamilias recuerdan a fallecidos en el World Trade Center