HARRISBURG, Pensilvania, EE.UU.
AP
Un obispo de Pensilvania mencionado en el informe de un jurado investigador sobre casos de curas pederastas dijo ayer que sentía un “profundo remordimiento” y ofreció sus “sinceras disculpas” a las víctimas.
Durante una misa de perdón, lo primero que hizo el obispo de Harrisburg, Ronald Gainer, fue leer el primer párrafo del impresionante informe según el cual más de 300 sacerdotes abusaron sexualmente de más de mil niños en seis diócesis de Pensilvania. Cuarenta y cinco de los curas mencionados en el documento habían servido en la diócesis de Harrisburg.
El primer párrafo del informe de casi 900 páginas decía que el jurado investigador conocía la verdad: que el abuso sexual de menores al interior de la Iglesia católica ocurría en todas partes.
“En el nombre de nuestra Iglesia mundial, reitero mi sentida pena y sinceras disculpas a todos los sobrevivientes de abuso sexual cometido por clérigos”, manifestó Gainer.
A pesar de reconocer que la Iglesia enfrenta una “crisis espiritual”, Gainer señaló que la mayoría de los casos de pederastia habían ocurrido hace mucho tiempo. La diócesis ha adoptado “medidas significativas y efectivas para proteger a nuestros niños y expulsar a cualquier persona que pretenda causarles daño”, aseveró.
En el informe, el jurado investigador criticó a Gainer por no exigir que un cura implicado en abuso sexual fuera separado del sacerdocio. En defensa de Gainer, la diócesis señaló que cuando él se convirtió en obispo en 2014 adoptó medidas inmediatas contra ese sacerdote y otro cura.
A principios de agosto, la diócesis dio a conocer los nombres de 71 curas y otros miembros del clero acusados de abuso sexual infantil y señaló que responsabilizaba a todos los obispos de Harrisburg de los últimos 70 años cuyos nombres _anunció_ serían retirados de las propiedades de la Iglesia.
Unas 350 personas asistieron ayer a misa, una cifra inusualmente grande. Entre ellas estaban Irene Youngman, trabajadora social jubilada, y su pareja, Susan Shebosky, también jubilada, quienes llevaron sendas cajas de puros llenas de listones blancos para distribuirlos en señal de apoyo a las víctimas.
Youngman dijo que estaba tan furiosa cuando se difundió el martes el informe del jurado investigador que se quedó en casa sin ir a misa ese día.
“Hay un gran dejo de traición. Y molestia de que la jerarquía no esté respondiendo”, afirmó. “Espero que el asunto no quede hasta ahí. Que los obispos rindan cuentas”.