Por SAMY MAGDY
EL CAIRO
Agencia (AP)
Las autoridades egipcias demolieron un barrio del siglo XIX en El Cairo para construir viviendas y comercios de lujo a poca distancia del Nilo, para furia de los vecinos, que dicen que no han recibido una indemnización acorde con su valor.
El barrio Maspero lleva el nombre del egiptólogo francés Gaston Maspero, uno de los fundadores del Museo Egipcio. Las empresas inmobiliarias ya habían echado el ojo al distrito céntrico donde se encuentran el Ministerio del Exterior y el edificio de la radio y televisión estatal.
El barrio es parte de la ciudad moderna construida en el siglo XIX por el jedive Ismaíl, quien la concibió como la París del Nilo, con bulevares anchos, glorietas y arquitectura majestuosa de estilo europeo.
En las últimas décadas, buena parte de la capital egipcia, incluido el Maspero, estaba en decadencia. Si bien queda algo de la vieja arquitectura, como los departamentos habitados por familias de clase media, partes del Maspero parecían una villa miseria.
Les tomó años a las autoridades convencer a los vecinos y tenderos que abandonen la zona a cambio de una indemnización o un alojamiento provisorio en otra parte con la promesa de regresar una vez construidas las viviendas modernas.
De las 4.500 familias desplazadas por la demolición, unas 900 regresarán a vivir en Maspero en departamentos situados junto a altas torres residenciales o de oficinas.
La reconstrucción es parte de los trabajos para transformar El Cairo, con 20 millones de habitantes, al tiempo que se construye una nueva capital administrativa en el desierto unos 45 kilómetros al este.
Las autoridades dicen que los proyectos son necesarios para combatir las plagas de la ciudad: la superpoblación, el exceso de tráfico y la contaminación. Pero los detractores dicen que empresarios con relaciones influyentes están desplazando a los egipcios pobres y de clase media.
El gobierno ha vuelto la mirada a dos islas del Nilo pobladas por gente pobre y comunidades agrícolas, con la esperanza de transformarlas en barrios comerciales y de viviendas de lujo. Los agentes policiales que llegan con avisos de desalojo deben enfrentar la furia de los residentes.
La semana pasada, el gobernador cairota dijo que Maspero había sido totalmente evacuado y se podía iniciar la última etapa de la demolición. “La construcción de viviendas para esas (900) familias será la primera etapa del proyecto”, dijo el gobernador Atef Abdel-Hamid.
El costo total del proceso está estimado en 225 millones de dólares, según el Ministerio de Vivienda.
Una de las víctimas de la demolición es la relojería Hinhayat, fundada en 1907 por un artesano búlgaro.
Essam Ahmed, el dueño, dijo que su abuelo trabajó en el taller y lo adquirió en 1956, cuando las comunidades extranjeras huyeron del nacionalismo y las expropiaciones del gobierno socialista. Se jacta de que su abuelo reparaba los relojes del rey Faruk, el último monarca egipcio, y de políticos y celebridades.
“Aquí está el legado de la tienda”, dijo al empacar sus últimos relojes. “Quería salvarla para el país, pero parece que (al gobierno) no le interesa. Hay cosas más importantes que el dinero”.
Ahmed ha demandado al gobierno, alegando que la tienda posee un valor histórico. Las autoridades le dijeron que solo recibiría indemnización si desistía de la demanda, afirmó.
Él y otros comerciantes de la zona dicen que la indemnización ofrecida por el gobierno 7 mil libras (391 dólares) por metro cuadrado está muy por debajo del valor de mercado.
“La indemnización, que aún no hemos recibido, no tiene valor”, dijo Ahmed. “Hemos perdido nuestro sustento”.
El gobierno insiste que el monto ofrecido era justo y que nadie fue desalojado por la fuerza.
Ahmed el-Sayed, un jubilado de 63 años, se mudó de Maspero hace meses. Dice que el edificio residencial donde vivió la mayor parte de su vida era un hito arquitectónico registrado en el Ministerio de Cultura.
“No deberían haberlo demolido”, dijo. “Deberían haberlo renovado”.