Por SCOTT SMITH
CARACAS
Agencia (AP)

La abrumadora victoria de Andrés Manuel López Obrador en los comicios presidenciales de México podría dar cierta tranquilidad a otro gobernante izquierdista en la región: Nicolás Maduro, de Venezuela.

López Obrador prometió durante su campaña que México volvería a su política exterior tradicional de no intervención en los asuntos internos de otras naciones, en contraste con la de su predecesor de construir una alianza regional para presionar al gobierno socialista de Maduro, que gobierna Venezuela de una manera cada vez más autoritaria.

«Que se abran las anchas alamedas de soberanía y amistad de nuestros pueblos», dijo Maduro al felicitar a López Obrador en un tuit, tras la contundente victoria del político izquierdista mexicano en los comicios del 1 de julio. «Con él triunfa la verdad por encima de la mentira y se renueva la esperanza de la Patria Grande».

Los últimos gobiernos de México se apartaron de la cuidadosa política exterior que había caracterizado a sus antecesores en el siglo XX. El expresidente Vicente Fox tuvo notables fricciones con Cuba y con el presidente venezolano Hugo Chávez, por las críticas que hizo a ambos países en materia de derechos humanos. Debido al enfriamiento de las relaciones entre México y Venezuela, ambos países retiraron a sus respectivos embajadores entre 2005 y 2009.

El mandatario saliente de México, Enrique Peña Nieto, sumó fuerzas con el gobierno del presidente Donald Trump y encabezaba una campaña entre gobiernos principalmente conservadores en América Latina para presionar a Maduro.

El gobierno de Peña Nieto impulsó el mes pasado una resolución en la Organización de los Estados Americanos para suspender a Venezuela del organismo por considerar ilegítima la reelección de Maduro en Venezuela. El gobierno de Peña Nieto también trabaja estrechamente con Estados Unidos para confiscar bienes robados por funcionarios venezolanos corruptos.

El año pasado, el secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray, visitó Cuba en una misión secreta para solicitar a La Habana que utilizara su influencia para crear un diálogo más fructífero en Venezuela, el principal aliado económico e ideológico de la isla.

En contraste, López Obrador ha indicado que desea regresar a lo que se conoce como la Doctrina Estrada, postura que data de la década de 1930 mediante la cual México se rehusaba a juzgar a gobiernos extranjeros por temor a invitar una intromisión estadounidense.

Esos principios no implicaron aislamiento en el pasado. Por el contrario, México tuvo una participación importante en los esfuerzos para poner fin a las guerras civiles de países de América Central en las décadas de 1980 y 1990.

Otrora una nación petrolera rica, Venezuela ha quedado inmersa en los últimos cinco años en un profundo caos político y económico durante el gobierno de Maduro. El año pasado, más de 140 personas murieron durante protestas antigubernamentales reprimidas por fuerzas de seguridad leales a Maduro.

Debido a la escasez generalizada de alimentos y medicinas, así como a una descontrolada inflación, un gran número de venezolanos ha emigrado en busca de una vida mejor. Muchos se han ido a México, que el año pasado recibió más de 4 mil solicitudes de asilo de venezolanos en comparación con una sola en 2013.

Debido a su compromiso de combatir la enorme desigualdad, erradicar la corrupción y no utilizar escoltas para que pueda estar cerca de “la gente”, López Obrador es comparado con Hugo Chávez, el mentor y predecesor populista de Maduro.
Sin embargo, algunos analistas afirman que es improbable que López Obrador emule las políticas de Maduro en su intento de transformar la economía de México, o que busque integrarse en la Alianza Bolivariana de 11 naciones de izquierda que ha sido la punta de lanza diplomática de Venezuela en los últimos 15 años.

A diferencia de Chávez, que solía atacar verbalmente a lo que describía como el “imperio” estadounidense, López Obrador ha apuntado sus baterías contra las élites internas. Y nombró a personalidades conocidas para su equipo económico, además de reiterar que no tiene intención de adoptar el modelo venezolano.

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