Por ANDREA RODRÍGUEZ,
CIUDAD DE MÉXICO
Agencia AP

Tras una campaña electoral que polarizó al país, el hombre que llevará a la izquierda al poder en México busca conciliar.

Andrés Manuel López Obrador, quien recibió una de las mayores votaciones en la historia reciente, ofreció un ramo de olivo a sus contrincantes políticos, incluso a los que acusó durante años de ser “la mafia del poder”.

“Queremos la reconciliación con todos”, dijo el lunes a la cadena Televisa el político que fue señalado por sus rivales como un populista que de ganar podría dañar al país. “El gobierno va a representar a todos los mexicanos a ricos, a pobres”.

Sus seguidores festejaron en las calles de la capital hasta la mañana del lunes, al tiempo que resultados preliminares le daban un 53% de los votos, con el 57% de las actas contabilizadas.

En las calles algunos ciudadanos tenían dudas sobre el éxito de López Obrador en lograr arreglos entre intereses tan distantes y diversos como el país mismo con sus 120 millones de habitantes, entre ellos, más de 50 millones de pobres.

“Es posible. Al final los mexicanos tenemos todos el mismo objetivo, que es un país mejor para nuestros hijos”, dijo a The Associated Press el ingeniero de 30 años Rafael Díaz.

Sin embargo, para otros las cosas se presentaban más complicadas.

“Tiene que ser la reconciliación”, manifestó Joel Marquez, un vendedor de periódicos de 53 años que vive en la populosa y periférica Ciudad Nezahualcóyotl en las afueras de la Ciudad de México. “Creo que ya deben haber llegado a un acuerdo con los empresarios para que lo apoyen económicamente. Tienen que dejarlo gobernar y él tiene que cumplir todo lo que dijo”.

Para Leticia Escordo, una asistente en un despacho de abogados de 49 años, lo que prima es el dilema. “Lo veo difícil a eso de la reconciliación. Nos conviene, son palabras muy bonitas, pero del hecho al trecho hay distancia. Los mexicanos estamos un poco escépticos”, aseguró.

López Obrador se ubicaba 30 puntos porcentuales por encima de su más cercano rival, el conservador Ricardo Anaya, que tenía un 22% de la votación. El oficialista José Antonio Meade obtenía un 15%.

Al menos una encuesta de salida anticipó el domingo que los tres partidos que lo postularon en su alianza “Juntos Haremos Historia” obtendrían en conjunto la mayoría en el Congreso.

Los mercados reaccionaron bien a la elección y el lunes el dólar tenía un pequeño aumento de centavos. A su vez, la central empresarial de México le hizo llegar un voto de confianza, pero no un cheque en blanco.

“Los ciudadanos decidieron que @lopezobrador_ sea el próximo Presidente. Con él tenemos coincidencias así como profundas diferencias. En @Coparmex tendrá un aliado contra la corrupción y en la agenda social. Y a la vez, un defensor inquebrantable de la libertad”, expresó la Confederación Patronal de México.

López Obrador, quien ha prometido transformar a México, se vio favorecido por el enojo y hartazgo con el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) y encabezó las preferencias desde el inicio de la campaña.

Los deseos de reconciliación de López Obrador se extendieron incluso a Donald Trump, presidente de Estados Unidos y quien con sus duras políticas antiinmigrantes se ganó la animadversión de los mexicanos.

“Vamos a representar al país, no vamos a pelearnos, vamos a tender nuestra mano franca para buscar una relación de Amistad y repito de cooperación con Estados Unidos”, agregó López Obrador, quien fue felicitado en la noche del domingo por Trump.

En cambio, el virtual mandatario advirtió que no tolerará la corrupción y revisará contratos energéticos, aunque apegado a la ley.

“No vamos a permitir abusos de nadie. No vamos a permitir la corrupción, pero quiero ofrecer a todos la oportunidad de servir, de ayudar”, dijo el lunes.

López Obrador pretende imponer un estilo radicalmente diferente a sus predecesores del PRI y del conservador Partido de Acción Nacional (PAN): no tendrá seguridad personal, recortará sueldos de altos funcionarios, no vivirá en la residencia oficial, supervisará personalmente que no haya corrupción y no descarta una amnistía para lograr que las bandas criminales se llamen a capítulo.

AMLO, como se lo conoce en México, aseguró reiteradamente que lo suyo será una transformación radical del país, la segunda economía de Latinoamérica que aún enfrenta importantes desafíos, como combatir la pobreza que afecta a cerca de 50 millones de personas.

La Alianza de López Obrador “Juntos Haremos Historia” se enfrentó a lo largo de nueve meses a la coalición “Por México al Frente”, de Anaya, que congregó a partidarios del derechista PAN y a su otrora rival el izquierdista de la Revolución Democrática, que en su momento ayudó a fundar.

Lejos y en tercer lugar quedó Meade con otra agrupación que encabezó el PRI, que dominó la política mexicana durante casi todo el siglo XX, perdió el gobierno en el 2000 y lo recuperó en 2012. El oficialismo sufrió grandes pérdidas en esta contienda no solo por la presidencia, sino también en otros puestos electivos locales y el Congreso.

Banderas, cánticos y gente bailando daban color a la madrugada del lunes, mientras AMLO agradecía a sus rivales.

Inusualmente en México los contrincantes de AMLO reconocieron sus derrotas a pocos minutos de conocerse las primeras encuestas de salida el domingo por la noche.

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