Por Ana Lázaro Verde/dpa
Madrid (dpa)
El jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy, se enfrenta a una semana clave en la que el Congreso de los Diputados debatirá y votará previsiblemente una moción de censura para tratar de destituirlo por los escándalos de corrupción que golpean a su formación, el Partido Popular (PP).
La moción fue propuesta por el Partido Socialista (PSOE) y, aunque su debate se esperaba para la semana que viene, finalmente se adelantó y, salvo sorpresa de última hora, tendrá lugar el jueves y el viernes en la Cámara baja, informaron a dpa fuentes de la formación.
La presidenta del Congreso, la conservadora Ana Pastor, lo confirmó poco después a los periodistas. «El tema es de suficiente importancia y no habiendo otro tema de los gordos, se entiende que era la obligación de la Cámara», dijo.
La moción fue propuesta por el PSOE la semana pasada a raíz de la sentencia judicial de uno de los mayores escándalos de corrupción de las últimas décadas en España, el llamado «caso Gürtel», que salpica desde hace años al PP de Rajoy.
Para que la iniciativa prospere, con el líder socialista Pedro Sánchez como candidato, éste deberá recabar el apoyo de otras fuerzas parlamentarias y sumar mayoría absoluta en la Cámara baja española, es decir, los votos de 176 diputados.
Con los 84 escaños del PSOE, sus posibilidades para ponerse al frente del Gobierno son escasas, pero la propuesta pone a Rajoy contra las cuerdas en uno de los momentos más delicados para su Ejecutivo, con la corrupción ahogando al PP y la crisis de Cataluña en pleno auge.
Sánchez cuenta con el apoyo de la coalición izquierdista que lidera Podemos, tercera fuerza en el Parlamento, pero no con el del partido liberal Ciudadanos, que aboga por un adelanto electoral o por pactar un candidato independiente para la moción de censura.
«Pedimos al Gobierno que rectifique, que no se enroque, que asuma la realidad y si está dispuesto a discutir un fin ordenado de la legislatura, nosotros estamos dispuestos a hablar con el Gobierno», dijo hoy el líder del partido, Albert Rivera.
Sin el respaldo de Ciudadanos, que en octubre de 2016 permitió con su apoyo que Rajoy fuera investido jefe del Gobierno, Sánchez tendría que recabar el apoyo de formaciones nacionalistas, incluidas los independentistas catalanes.