Por PAUL WISEMAN y TOM KRISHER
WASHINGTON
Agencia (AP)

¿Los Forester de Subaru, los sedanes de BMW y los Prius de Toyota plantean una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos?

Donald Trump piensa que tal vez sí y ordenó al Departamento de Comercio que investigue si el riesgo es lo suficientemente grande como para imponer tarifas o cuotas a la importación de automóviles y repuestos extranjeros.

El anuncio hizo que bajasen los precios de las acciones de las casas automotrices japonesas y europeas en los mercados mundiales. Y agravó las tensiones entre Estados Unidos y aliados como Alemania y Japón. La mayoría de analistas y economistas ridiculizaron la idea de que la seguridad nacional pueda peligrar por la llegada de vehículos importados a Estados Unidos.

“Es una ridiculez”, afirmó Philip Levy, del Consejo de Asuntos Mundiales de Chicago y ex asesor comercial de la Casa Blanca. “Hasta donde yo sé no vamos a la guerra con los Escort de Ford”.

Trump está apelando a una ley muy poco usada por la cual el presidente puede restringir las importaciones y fijar tarifas si el Departamento de Comercio piensa que un producto compromete la seguridad nacional.

Es la misma ley que invocó para fijar tarifas a las importaciones de acero y aluminio recientemente. Hasta ahora había sido invocada solo dos veces, en 1999, con el petróleo, y en el 2001, con el acero y el mineral de hierro.

¿QUÉ PELIGRO REPRESENTAN LAS IMPORTACIONES PARA LA SEGURIDAD NACIONAL?

En teoría, la dependencia de las importaciones puede debilitar a un país en tiempos de guerra y las tarifas tienen por fin dar impulso a ciertas industrias consideradas importantes para una nación.

En relación con los automóviles, el gobierno de Trump parece estar usando una definición de seguridad nacional bastante ambigua. El secretario de Comercio Wilbur Ross dijo que la economía en general incidía en la seguridad nacional, con su “impacto en el empleo, en una cantidad de cosas que uno normalmente no asocia directamente con la seguridad militar”.

Pero la misma industria automotriz nacional, que se beneficiaría con las tarifas, pone en duda ese razonamiento.

«Creemos que la importación de vehículos no representa un riesgo para la seguridad nacional de Estados Unidos”, dijo la Alianza de Fabricantes de Automóviles en un comunicado.

¿AYUDARÁN LAS TARIFAS A LOS TRABAJADORES DE LA INDUSTRIA AUTOMOTRIZ?

Antes de hacer su anuncio, Trump dijo en un tuit que Estados Unidos saldrá “muy beneficiado” en las negociaciones sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y que “nuestros trabajadores de la industria automotriz van a estar muy felices”.

Sin embargo, hay quienes dicen que las tarifas pueden perjudicar la industria y eliminar empleos al generar un aumento de precios y una reducción en las ventas. Les tomaría años a las empresas construir fábricas para trasladar sus operaciones a Estados Unidos, algo costoso que las firmas tal vez quieran evitar.

“El consumidor podría posponer la compra de vehículos hasta que se vaya este gobierno o simplemente comprar autos usados”, opinó Jeremy Acevedo, del portal del análisis del mercado automotriz Edmunds.com. “Sea como sea, esto podría perjudicar a fabricantes y consumidores por igual. (Edmunds suministra contenido que distribuye la Associated Press).

¿QUÉ TAN SÓLIDO ES EL ARGUMENTO DEL GOBIERNO?

“Esto no tiene ningún sustento”, aseguró Gary Hufbauer, analista del Instituto Peterson para la Economía Internacional. “Es un chiste malo o, lo más probable, una táctica para persuadir a Europa, México y Canadá de que hagan más concesiones” comerciales.

La industria automotriz se ha recuperado de la recesión del 2007 al 2009 y no depende de la importación de autos de naciones a veces antagonistas como China. Casi el 90% de los 8,3 millones de autos importados por Estados Unidos vienen de países aliados: México, Canadá, Japón, Corea del Sur y Alemania.

«Cuesta detectar una amenaza a la seguridad nacional en los Prius de Japón”, comentó Rod Hungter, de Baker McKenzie y ex funcionario del Consejo de Seguridad Nacional.

¿PUEDE HABER MOTIVOS ULTERIORES?

La investigación de las importaciones de autos es considerada unan táctica para presionar a México y Canadá en la renegociación del TLCAN. Esas negociaciones comenzaron en agosto y están empantanadas, en parte por la insistencia de Estados Unidos en medidas para alentar a que los fabricantes de autos estadounidenses trasladen sus operaciones de México a Estados Unidos.

Canadá y México podrían estar cansándose de las incesantes presiones del gobierno para que hagan concesiones, sobre todo si determinan que el argumento de la seguridad nacional al que apeló Trump es débil y vulnerable en los tribunales.

¿QUÉ IMPACTO PUEDEN TENER LAS TARIFAS EN LA ECONOMÍA?
Eso depende. El gobierno diluyó el impacto de las tarifas sobre el aluminio y el acero eximiendo a la Unión Europea, Canadá y México de pagarlas hasta el 1ro de junio. Tal vez prolongue esas exenciones, atenuando el impacto en la economía.

Trump dice que las tarifas harán que haya más trabajo para los estadounidenses en las fábricas de automóviles. Los economistas, sin embargo, se muestran escépticos. En estos momentos hay un desempleo de apenas un 3,9%, el más bajo en 17 años, y cuesta conseguir trabajadores calificados. Las fábricas de hoy están muy automatizadas y emplean cada vez menos gente.

Además, las tarifas afectarán los repuestos importados y aumentarán los costos.

“El acceso a los mercados mundiales es vital para que la industria de repuestos siga siendo competitiva”, dijo Bill Long, vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Fabricantes de Motores y Equipos. “Aplicar tarifas a los repuestos y a los motores comprometerán los empleos y la seguridad nacional”.

Las tarifas equivalen a un impuesto a la importación y podrían hacer subir los precios al consumidor.

“Subir los impuestos de los estadounidenses que deciden comprar autos o camiones importados es una mala idea”, dijo el senador republicano Pat Toomey. “Hacerlo con el falso argumento de la seguridad nacional es peor todavía, porque invita a que se tomen medidas de represalia y disminuye nuestra credibilidad en las disputas comerciales reales”.

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