Por Isaac Risco/dpa
Caracas

Tal y como se esperaba, Nicolás Maduro cimentó el vasto poder del chavismo en Venezuela con su victoria en las controvertidas elecciones presidenciales de ayer, aunque las acusaciones de fraude aumentaron hoy su aislamiento internacional.

Los 14 países del llamado Grupo de Lima anunciaron en un comunicado conjunto que no reconocen los comicios y retirarán temporalmente a sus embajadores.

En casa, la reelección de Maduro podría incluso volver a reunir a la oposición. El único rival de peso que había aceptado medirse con Maduro, el exchavista Henri Falcón, desconoció los comicios incluso antes de que se dieran a conocer los resultados que le dieron la triunfo al actual Presidente con el 68 por ciento de los votos.

«Desconocemos este proceso electoral y lo calificamos como ilegítimo», señaló en la anoche Falcón, que obtuvo el 21 por ciento de los apoyos, según el Consejo Nacional Electoral (CNE). «Exigimos que se convoquen nuevas elecciones», agregó.

Ese rechazo contundente es un revés para Maduro, ya que muchos opositores que habían llamado a boicotear los comicios, sobre todo la antigua Mesa de la Unidad Democrática (MUD), acusaban a Falcón de legitimar al líder chavista con su participación.

Otros antichavistas sugerían, incluso, que Falcón, un antiguo aliado del fallecido presidente Hugo Chávez hasta 2010, tenía pactado dar más adelante su apoyo al Gobierno.
EL PAPEL DE LA OPOSICIÓN

Esa cercanía parece ahora difícil tras los duros ataques del candidato opositor. El desconocimiento por parte de Falcón, consideró el analista venezolano Luis Vicente León, más bien «reunifica a la oposición» y significa «su alineación con la comunidad internacional».

La oposición tiene ahora un objetivo común, agregó Vicente en su cuenta de Twitter: «Provocar la implosión en un chavismo que debe tener tensiones gigantes».

Las fuerzas opositoras venezolanas estaban divididas en dos posiciones antes de la elección: aquellos como los principales líderes de la MUD, que creían que participar en los comicios equivalía a legitimar una elección fraudulenta, y el grupo en torno a Falcón, que creía que la grave crisis venezolana representaba una oportunidad única para el cambio.

Falcón esperaba atraer a los simpatizantes del chavismo desencantados por el colapso económico y la crisis de abastecimiento que afecta sobre todo a las clases más pobres.

CRISIS CONTINÚA

Venezuela vive una crisis dramática, considerada por muchos como la peor en décadas en el hemisferio occidental.

Debido a la falta de divisas, el país sudamericano no puede importar gran parte de los alimentos y las medicinas que necesita. El país con las mayores reservas de petróleo del mundo registra, además, la peor inflación a nivel global. El Fondo Monetario Internacional espera una hiperinflación acumulada del 13 mil por ciento a final de 2018 y un retroceso del PIB del 15 por ciento este año.

La situación no parece que vaya a mejorar a corto plazo. Y la comunidad internacional dejó claro en las últimas horas que no reconocerá las elecciones en las que Maduro fue reelegido para un segundo mandato de seis años, más de un lustro después de que asumiera el poder tras la muerte de Hugo Chávez.

Debido a las peculiaridades de los comicios adelantados por la controvertida Asamblea Nacional Constituyente (ANC), electa el año pasado ya en medio de acusaciones de fraude, Maduro no asumirá su nuevo mandato hasta enero.

LAS REACCIONES

El presidente argentino, Mauricio Macri, fue uno de los primeros en formular sus críticas. «Hoy tuvimos otro simulacro de elección democrática en Venezuela», declaró ayer.

Brasil se sumó hoy a la condena. Los países más grandes de América Latina, Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea criticaban de antemano la falta de garantías electorales y que los principales líderes opositores venezolanos fueran inhabilitados o encarcelados en los últimos años. Otros están en el exilio.

En varios países hubo protestas contra la reelección de Maduro, sobre todo en Colombia, donde se estima que vive un millón de venezolanos tras el éxodo de los últimos meses. Sólo antiguos aliados como la Bolivia de Evo Morales celebraron el resultado.

Quizá consciente de la gravedad de la situación de cara a los próximos meses, Maduro pidió el diálogo después de celebrar su triunfo electoral.

«Yo soy el Presidente de los que votaron por mí, de los que votaron por los candidatos de la oposición y los que no votaron», se mostró conciliador. «Hoy mismo convoco a una gran jornada de diálogo nacional».

El descrédito de su Gobierno, sin embargo, no augura un buen futuro. «Los escenarios económicos y políticos venezolanos están cantados», lamentó el analista Vicente León, que vaticina ahora una mayor tensión y radicalización política. Y un «clímax de la crisis económica».

SENADOR SE PRONUNCIA

El destacado senador republicano Marco Rubio, una de las voces que más escucha el presidente Donald Trump en lo respectivo a Venezuela, reclamó tras las elecciones de ayer allí que se analicen «todas las opciones políticas» para que el país latinoamericano «regrese a un camino de democracia y prosperidad».

«Apoyo totalmente la postura del presidente Trump de que deben considerarse todas las opciones políticas para ayudar a que Venezuela regrese a un camino de democracia y prosperidad. Esto incluye cualquier medida que abra el camino para entregar la ayuda humanitaria internacional al pueblo de Venezuela», manifestó Rubio.

El senador emitió anoche (local) un comunicado condenando los comicios y llamando a aislar a Nicolás Maduro internacionalmente.

El presidente Trump dijo en agosto del año pasado que no descartaba la opción militar en Venezuela.

En los últimos tiempos, además, han ido aumentando las voces que piden en Washington una «intervención humanitaria» en el país latinoamericano, que incluiría la apertura de un corredor humanitario para llevar ayuda al pueblo venezolano ante la crisis que se vive allí.

Rubio, que ha estado detrás de las sanciones que ha ido imponiendo el Gobierno de Trump a más de 50 funcionarios del entorno político de Maduro, llamó en febrero a los militares venezolanos a deponer al mandatario. «El mundo apoyaría a las Fuerzas Armadas de Venezuela si decidieran proteger al pueblo y restaurar la democracia quitando a un dictador», dijo entonces.

LAS CIFRAS DE MADURO: DOS MILLONES DE VOTOS MENOS Y GRAN ABSTENCIÓN

El mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, celebró con euforia su reelección en los comicios presidenciales en el país caribeño, pero entre su elección en 2013 y la de ayer perdió casi dos millones de votos.

En abril de 2013 Maduro resultó elegido con 7,5 millones de votos, frente a los algo más de 5,8 millones de votos de ahora. Seguramente por eso el presidente prefirió destacar el «récord» que significó lograr el 68 por ciento de los votos y 21 puntos de ventaja sobre su principal rival, el ex dirigente del chavismo Henri Falcón. Éste, por su parte, no reconoció los resultados y denunció manipulaciones.

Lo que Maduro tampoco mencionó es que ese 68 por ciento se obtuvo con un desplome de la participación de los ciudadanos a la mitad: Mientras que casi 16 millones o en torno al 80 por ciento de los electores votaron en las presidenciales de 2013, este domingo lo hicieron 8,5 millones (un 48 por ciento). La oposición rebaja esta cifra todavía más, a menos de un 30 por ciento.

En las parlamentarias celebradas en diciembre de 2015, la entonces coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) obtuvo 7,7 millones de votos frente a los 5,6 millones del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) de Maduro.

Cuando se instaló el parlamento de mayoría opositora en enero de 2016, su nuevo presidente, Henry Ramos Allup, aseguró que el objetivo era sacar a Maduro del poder “en un lapso de seis meses” mediante un referéndum revocatorio. Pero la realidad demostró que los opositores habían subestimado el aparato estatal que construyó el chavismo desde 1999.

El Parlamento se vio inmerso en una amarga disputa con los demás poderes, a los que la oposición acusa de estar controlados por el Gobierno, que derivó en que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) terminase declarando al Legislativo en «desacato» y virtualmente le anulara todas sus funciones.

De igual manera, el revocatorio fue blanco de numerosos retrasos que la oposición atribuyó a la deliberada lentitud del CNE, hasta que finalmente fue suspendido por varios tribunales en septiembre de 2016 como consecuencia de la supuesta falsificación de firmas durante el proceso de registro.

Los opositores, frustrados por la invalidación del revocatorio y la virtual anulación del Parlamento, convocaron protestas desde abril de 2017. Pero el movimiento finalmente fue sofocado por los cuerpos policiales, dejando atrás más de cien muertos y miles de heridos.

Maduro respondió convocando elecciones para una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) en la que la oposición se negó a participar por considerar que la convocatoria violaba la Constitución porque previamente debía haber un referéndum para que la población aprobara la iniciativa.

Ante el boicot opositor, todos los 545 integrantes de la Constituyente, un organismo plenipotenciario que se instaló en agosto, son simpatizantes de Maduro.

Además, decenas de dirigentes de la oposición fueron encarcelados o terminaron en el exilio, mientras la marca electoral de la MUD y varios partidos opositores de peso fueron vetados del proceso electoral por decisiones judiciales o de la Constituyente.

Enfrentados a un aparente callejón sin salida, cientos de miles de votantes opositores desencantados decidieron alejarse de las protestas, no participar en elecciones o simplemente emigrar.

La oposición sintió el golpe en las elecciones regionales del año pasado, cuando obtuvo apenas 4,9 millones de votos, es decir, casi tres millones menos que en las parlamentarias, y el chavismo se alzó con 18 de las 23 gobernaciones en disputa.

También entonces el chavismo obtuvo unos 5,8 millones de votos, cifra ligeramente superior a la de las parlamentarias y casi idéntica a los resultados de este domingo, por lo que el oficialismo pareciera haber tocado al mismo tiempo un piso y un techo electoral que ronda los seis millones de votos.


UN VIEJO CONOCIDO DE GUATEMALA LUCHA CONTRA EL RADICALISMO

El encargado de negocios para Estados Unidos en Venezuela, Todd Robinson, un viejo conocido de Guatemala por su paso como embajador en el país, por medio de sus redes sociales y declaraciones a medios de comunicación, ha expresado y descrito la dificultades con el gobierno venezolano en general por distintos temas y sobre todo lo referente a los comicios celebrados ayer.

En declaraciones a la “Voz de América”, Robinson dijo “hay poca credibilidad de este ejercicio electoral”, “Vamos a tener un gobierno con poca credibilidad…un Presidente con poca credibilidad y un país demandando, exigiendo democracia”.

En mensajes publicados en su red social de Twitter, Robinson ha hecho énfasis en la importancia de que se realizaran unas elecciones libres y transparentes, regularmente lo ha realizado mediante retuits de otras cuentas.

“Secretario Pompeo: Atentos a #Venezuela hoy. Las elecciones simuladas no cambian nada. Necesitamos al pueblo de Venezuela dirigiendo el país … Una nación con mucho que ofrecer al mundo. Instamos al gobierno a liberar a #JoshHolt.”, fue uno de los retuits que hizo ayer Robinson.

En esta red social también la embajada de Estados Unidos en ese país ha publicado las dificultades en la relación entre esa misión diplomática y Venezuela. Por ejemplo, el 16 de mayo se informaba de una visita de Robinson a la Cancillería para conocer la situación de un prisionero debido a un motín en El Helicoide, sin embargo, no obtuvieron respuesta.

“Estamos muy preocupados por el motín en El Helicoide. Joshua Holt y otros ciudadanos estadounidenses están en peligro. El gobierno de Venezuela es directamente responsable por su seguridad y le haremos responsables si algo les sucede”, indicó en esa oportunidad la Embajada.

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