Por FARES AKRAM y MOHAMMED DARAGHMEH
CIUDAD DE GAZA
Agencia (AP)

En una carpa sin asientos, en la frontera de Gaza con Israel, un disertador respondía preguntas de activistas que querían saber más acerca de las protestas pacíficas.

Preguntaban qué estaba permitido y mencionaban una serie de acciones. Tirar piedras y realizar actos está permitido, les dijo. Las bombas incendiarias “tal vez”. Los puñales definitivamente “no”.

Estos talleres, que tienen lugar en medio de grandes manifestaciones semanales en la frontera que se llevan a cabo desde hace un mes, son un nuevo indicio de que Hamas busca nuevas tácticas para contrarrestar el bloqueo de Gaza. Israel y Egipto sellaron sus fronteras después de que Hamas tomó el poder en Gaza en 2007 y el bloqueo aéreo de Israel hacen que cada vez le resulte más difícil gobernar a Hamas.

Las manifestaciones son una iniciativa de grupos de base que las pusieron en marcha hace varios meses y que han caído bien entre la conducción de Hamas, que se está haciendo cargo de su organización y evitando la participación de sus cuadros armados.

Hamas está apoyando las movilizaciones, dijo el disertador Issam Hammad, quien dirige una empresa de suministro de artículos médicos y se describe como independiente. “Alientan a la gente a que participe”.

Cualquier iniciativa pacífica es una novedad para Hamas, que se ha caracterizado por lanzar ataques suicidas a Israel, tiroteos y cohetes. Durante más de una década ha controlado firmemente Gaza y combatido cualquier forma de disenso.

Las grandes manifestaciones son la única carta que le queda a la agrupación, según dijeron a la Associated Press tres altos funcionarios de Hamas, que pidieron no ser identificados por estar comentando acerca de la estrategia interna.

Indicaron que Hamas descarta otras opciones como el desarme o una nueva guerra con Israel. La última, en 2014, devastó Gaza, un territorio costero con 2 millones de habitantes apelotonados en 365 kilómetros cuadrados (140 millas cuadradas).

Bassem Naim, otro alto funcionario de Hamas, cree que el nuevo método ha hecho que la atención mundial vuelva a enfocarse en las penurias de Gaza. El territorio sufre prolongados apagones y dos de cada tres jóvenes no tienen trabajo.

“Las marchas están teniendo impacto y van a continuar”, declaró. “La gente ya no soporta el asedio y no va a parar hasta que se acabe”.

Todos los viernes miles de personas se reúnen en cinco campamentos con tiendas cerca de la frontera y grupos pequeños tiran piedras y queman neumáticos cerca del muro fronterizo.

Desde que empezaron las protestas a fines de marzo, 35 palestinos murieron y más de 1.500 resultaron heridos por los disparos de los soldados israelíes desde el otro lado de la frontera. Grupos abocados a la defensa de los derechos humanos dicen es ilegal abrir fuego contra manifestantes desarmados.

Israel aduce que defiende la soberanía de su frontera y de las comunidades vecinas, y que se dispara solo a los instigadores. Acusa a Hamas de usar las protestas para dañar el muro y despejar el camino para que infiltrados lancen ataques en territorio israelí. Entre muchos israelíes existe el temor de que algún día los residentes de Gaza cruzarán la frontera en masa, incluidos muchos combatientes, y causarán graves problemas.

La Unión Europea, no obstante, exhortó a Israel a dejar de disparar contra manifestantes desarmados y un enviado de las Naciones Unidas calificó de “escandaloso” un episodio en el que los israelíes mataron de un balazo a un chico de 14 años de Gaza.

Hamas, mientras tanto, dice que el movimiento aprendió de sus errores y que ahora promueve las protestas pacíficas. Que conserva las armas para su defensa propia.

Pero Israel y el principal rival palestino de Hamas, el presidente de la Margen Occidental Mahmoud Abbas, se muestran escépticos.

Hamás “está cambiando sus tácticas, pero no cambia su naturaleza ni sus estrategias”, sostuvo el analista palestino Abdel Majed Sweilem.

Hammad, quien comenzó a dar talleres sobre protestas pacíficas hace una semana, ofrece una definición de lo que constituye una actividad pacífica que no convence a los israelíes, para quienes tirar piedras y quemar neumáticos son “actos de terrorismo”.

De todos modos, es una novedad en Gaza, donde los jóvenes se criaron escuchando la retórica incendiaria de Hamas y vivieron tres guerras, con bombardeos aéreos intensos de los israelíes.

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