Por ANGELA CHARLTON
PARÍS
Agencia (AP)

Policías antimotines desalojaron a los estudiantes que querían ocupar la universidad de la Sorbona de París, mientras diversas huelgas ocasionaron el cierre de la Torre Eiffel y detuvieron dos tercios de las corridas de tren ayer.

Buena parte del descontento detrás de las movilizaciones apunta al presidente Emmanuel Macron, quien sin embargo declaró ayer por la noche por televisión nacional que las huelgas y protestas no le impedirán reformar la economía francesa.

Los trabajadores ferroviarios reanudaron su huelga, que busca trastornar los transportes esporádicamente hasta fines de junio. Pero el número de huelguistas se ha reducido, y las corridas internacionales pudieron circular.

La Torre Eiffel se mantuvo cerrada al público debido a una huelga de los trabajadores de la seguridad. Sus reclamos no estaban claros.

La Sorbona anunció que su emblemática sede de la Rive Gauche permanecía cerrada el viernes por motivos de seguridad tras la operación policial del jueves por la noche. Mientras unos 200 estudiantes eran desalojados del edificio, cientos más se congregaban en el exterior, coreando consignas contra la policía. El incidente terminó de forma pacífica.

El lugar fue el epicentro de las protestas estudiantiles de hace 50 años en mayo de 1968, que fue un momento crucial en la historia moderna del país.

En los campus de toda Francia, los estudiantes protestan contra la reforma del sistema de admisiones que temen que pueda amenazar el acceso a la universidad pública para todos los graduados de secundaria. Macron calificó a los manifestantes de “agitadores profesionales” y se mofó de algunos de sus reclamos.

A diferencia de los protagonistas del Mayo Francés de 1968, que buscaban reformas, los trabajadores y estudiantes de hoy luchan por mantener el status quo, incluidos derechos laborales que se ganaron con duras luchas y que según Macron son incompatibles con la economía global actual.

El presidente francés dijo que está resuelto a seguir adelante con sus planes de abrir el sistema ferroviario a la competencia.

Los viajeros de cercanías se apretujaban en los escasos trenes el viernes al comenzar un nuevo paro ferroviario de 48 horas.

«Tenemos que salir temprano, llegamos tarde al trabajo. No tenemos otra opción. Tendré que salir temprano esta noche para tratar de tomar un tren”, dijo la pasajera Sandra Loretti en la estación Gare Saint-Lazare en el noroeste de París.

Personal de hospitales, jubilados, abogados y magistrados también realizaban protestas contra las reformas de Macron. El presidente aparecerá por TV el domingo por la noche para responder preguntas de la televisora BFM y el sitio web investigador Mediapart.

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