POR JOSHUA GOODMAN/AP
Bogotá
Dirigentes de la disuelta guerrilla colombiana FARC acusaron a Estados Unidos hoy de montar una trampa para arrestar a un prominente negociador rebelde con el fin de sabotear el vacilante proceso de paz.
El escandaloso arresto ayer de Seuxis Hernández, un negociador ciego más conocido por su alias Jesús Santrich, alimentó temores de que los exguerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia no terminan de cortar lazos con el mundo del hampa.
Pero sus antiguos camaradas rechazaron indignados la acusación y dijeron que el arresto de Santrich bajo cargos de asociación ilícita con el narcotráfico era producto de una conspiración elaborada durante la visita del secretario de Justicia estadounidense Jeff Sessions en diciembre. La intención, dijeron, era encubrir el fracaso de la guerra contra la producción de cocaína, que ha aumentado vertiginosamente desde la firma de la paz en 2016. Las FARC no respaldaron su acusación con pruebas.
“Además de esta ignominiosa subordinación de la justicia colombiana, es claro que estamos frente a otro montaje de la torcida justicia estadounidense”, dijeron las FARC en un comunicado leído el martes por su principal negociador en el proceso de paz, Iván Márquez.
El presidente Juan Manuel Santos defendió el arresto bajo una orden estadounidense como una necesidad para mantener la credibilidad del acuerdo de paz, que la mayoría de los colombianos considera demasiado generoso con unos rebeldes responsables de atrocidades cometidas durante medio siglo de conflicto armado.
«No me temblará la mano para autorizarla (la extradición)”, manifestó Santos en un discurso televisado para toda la nación en el que intentó asegurar a los guerrilleros desmovilizados que no tienen nada que temer siempre y cuando cumplan los compromisos firmados en el acuerdo de paz de 2016. «Es lo que exige el pueblo colombiano. En eso no puede haber tolerancia ni debilidad».
Santrich, que se unió a las FARC cuando tenía 20 años y fue ascendiendo en su jerarquía de forma gradual, fue uno de los primeros líderes rebeldes que apostó por la paz.
Fue detenido el lunes en una vivienda en Bogotá por la acusación de una corte federal de Nueva York de que conspiró con otras tres personas para enviar varias toneladas de cocaína a Estados Unidos. El cargamento estaría valorado en 15 millones de dólares y podría haber alcanzado los 320 millones en la calle.