Nueva York
DPA
El principal cargo contra Joaquín «El Chapo» Guzmán en la corte federal del Distrito Este de Nueva York es el de manejo de organización criminal. Pero es suficiente con que sea declarado culpable en solo una del total de las 17 acusaciones que pesan sobre él para que el ex jefe del cártel de Sinaloa tenga que pasar el resto de su vida en una cárcel de Estados Unidos.
A partir de septiembre, el destino del narcotraficante mexicano quedará en manos de las doce personas que integrarán el jurado en esa corte situada en el barrio de Brooklyn. Comenzarán a ser seleccionadas en agosto a través de un cuestionario acordado esta semana por la fiscalía y el abogado defensor de «El Chapo».
Ese jurado, según decretó en febrero el juez Brian Cogan, será anónimo y estará aislado y protegido por agentes armados ante la posibilidad, esgrimida por la fiscalía, de que el entorno de Guzmán pueda actuar contra sus miembros.
El letrado Eduardo Balarezo es, de las dos partes, la que se enfrenta a un mayor reto en la selección de un jurado imparcial con su cliente por el alto perfil mediático que tiene. El nombre de Joaquín Guzmán Loera quizá no dice mucho en Estados Unidos, pero ¿quién no conoce a «El Chapo»?
Al frente del cártel de Sinaloa, uno de los más violentos y sanguinarios en la historia de México, llegó a estar considerado el narco más poderoso del mundo, por encima incluso de lo que fue en su día el colombiano Pablo Escobar. Chicago lo declaró enemigo público número 1 como a Al Capone.
Sus fugas de la cárcel en México, sobre todo la última, en 2015, estuvieron en los titulares de todo el mundo. Hay una serie sobre él que lleva su nombre. El actor estadounidense Sean Penn lo entrevistó durante su huida para la revista «Rolling Stone». Y la mexicana Kate del Castillo hizo un documental sobre sus encuentros con él.
La imagen del narco esposado y entre dos agentes en la pista del aeropuerto tras aterrizar en Nueva York la noche del 19 de enero de 2017 fue publicada por la prensa estadounidense la mañana en la que Donald Trump juraba como presidente en la escalinata del Capitolio.
Desde entonces, «El Chapo» espera juicio en estricto régimen de aislamiento en una cárcel de máxima seguridad de Manhattan, a la que se llega directamente desde la corte atravesando el puente de Brooklyn.
El universo de potenciales jurados se ha tenido que ampliar a un mínimo de 650, mucho más allá de lo normal, porque se sabe que encontrar a los 12 miembros y a sus seis suplentes será difícil. Y para manejar esa cifra se ha creado el cuestionario escrito, algo que no se hace normalmente.
Son 120 las preguntas acordadas por la fiscalía y el abogado de Guzmán, que cada vez que acude a la corte del juez Cogan para una vista oral preparatoria del juicio a su cliente suele recordar ante los medios que ninguna de las acusaciones contra él en este proceso es de delito de sangre u otro tipo de violencia.
«¿Ve programas de televisión o lee libros sobre crimen, incluidos programas sobre tráfico o cárteles de droga, el sistema de justicia criminal o instituciones correccionales?», inquiere una pregunta. «¿Ha leído, visto o escuchado sobre el Cartel de Sinaloa?».
Junto a las cuestiones habituales en los procesos criminales, en este se han incluido otras que responden a la singularidad del caso. «¿Conoce usted a Jesús Malverde?», dice una. Es el llamado «santo de los narcos». En una capilla en su honor en Sinaloa arrancó en 2014 una manifestación contra la extradición de «El Chapo» a Estados Unidos, después de su arresto tras su primera fuga.