Por MATTHEW PERRONE
WASHINGTON
Agencia (AP)

Pronto podría haber cigarrillos que no son adictivos y hacer desaparecer prácticamente el hábito de fumar si prospera una campaña de las autoridades sanitarias estadounidenses.

La propuesta de la Administración de Alimentos y Medicamentos, no obstante, podría tener otra consecuencia: despejar el camino para que las empresas vendan una nueva generación de derivados del tabaco.

La iniciativa coloca a esa dependencia, conocida por sus siglas en inglés, FDA, en el medio de un viejo debate sobre el lanzamiento de productos que reducen los riesgos, como cigarrillos electrónicos, y sobre si se deben enfocar todos los esfuerzos para combatir el cigarrillo en medidas para hacer que la gente deje de fumar.

“Esta es la polémica más controversial que he visto en mis 40 años estudiando políticas para controlar el tabaco”, expresó Kenneth Warner, profesor emérito de la facultad de Salud Pública de la Universidad de Michigan.

La idea de la FDA tiene dos aristas: reducir drásticamente los niveles de nicotina para que los cigarrillos no generen adicción y, para quienes no pueden dejar el hábito, permitir productos de bajo riesgo que tienen nicotina pero sin causar los efectos mortales de los cigarrillos tradicionales.

Se espera que la FDA ponga pronto en marcha un proceso que podría tomar años para controlar la nicotina de los cigarrillos. La semana que viene llevará a cabo una audiencia pública sobre una alternativa a los cigarrillos propuesta por Philip Morris International, que, de ser aprobada por la FDA, podría salir a la venta en febrero.

El producto, llamado iQOS, es un aparatito similar a un bolígrafo que calienta tabaco pero no llega a quemarlo. Philip Morris dice que esto reduce el contacto con la brea y con otros derivados tóxicos que suelta un cigarrillo cuando se quema. Los cigarrillos electrónicos no contienen tabaco, sino que usan un líquido que se evapora y que generalmente contiene nicotina.

Estos nuevos productos podrían poner fin a las ilusiones de los enemigos de la industria tabacalera de asestar un golpe mortal a esas empresas. Estos sectores afirman que ningún tabaco es seguro y que el objetivo debería ser evitar a toda costa que la gente lo consuma. Aunque hay quienes podrían contemplar la idea de productos alternativos para ayudar a la gente a dejar el cigarrillo, que es la forma de tabaco más letal.

Las empresas tabacaleras vienen hablando de cigarrillos más seguros desde la década de 1950, pero todas sus afirmaciones resultaron ser falsas. Se les echa en cara asimismo su manipulación de la opinión pública y de los esfuerzos del gobierno para combatir el hábito de fumar. En el 2006, por ejemplo, un juez dictaminó que las empresas tabacaleras habían mentido y engañado al público sobre los efectos del cigarrillo durante 50 años.

“Esta no es una industria que está legítimamente interesada en salvar vidas”, aseguró Erikak Sward, de la Asociación Nacional del Pulmón.

Algunos observadores consideran que esta vez las cosas serán distintas.

“El ambiente ha cambiado, la tecnología ha cambiado, las mismas empresas han cambiado. Esa es la realidad”, expresó Scott Ballin, consultor sobre políticas públicas que trabajó para la Asociación Nacional del Corazón.

La FDA dice que está dispuesta a ensayar distintos enfoques para hacer que la gente deje de fumar, incluida la aprobación de productos alternativos, hasta dar paso a cigarrillos con tan bajo nivel de nicotina que ya no serán atractivos para los fumadores de toda una vida.

“Queremos ofrecer una oportunidad a los adultos que quieren tener acceso a niveles satisfactorios de nicotina”, pero sin los peligros que representa quemar tabaco, dijo el comisionado de la FDA Scott Gottlieb.

En el marco de esta nueva campaña, Philip Morris tratará de convencer la semana que viene a las autoridades de que el iQOS es menos nocivo que los cigarrillos, en la esperanza de que se le permita venderlo como una forma de tabaco con menos riesgos.

La empresa estima que, dado que contiene tabaco, al fumador le resultará más atractivo que el cigarrillo electrónico.

Philip Morris ya vende el producto en 30 países, incluidos Canadá, Japón y el Reino Unido.

Mattew Myers, de la Campaña por Niños Sin Tabaco, dice que el iQOS sigue conllevando riesgos y que la FDA debe limitar la venta de ese tipo de productos.

“Cada vez más gente decide que el cigarrillo es demasiado peligroso y el iQOS ofrece una alternativa que les permite seguir en el mercado”, sostuvo.

No está claro hasta qué punto los productos alternativos ayudan al fumador a dejar el cigarrillo.

Estudios recientes indican que cuando el fumador empieza a fumar cigarrillos con menos nicotina, fuma menos y aumentan las posibilidades de que deje de fumar. Pero buscan nicotina por otros lados, lo que confirmaría que es necesario ofrecerles alternativas. Sin ellas, probablemente sigan fumando cigarrillos del mercado negro.

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