POR MARCOS ALEMAN/AP
San Salvador

Una deportación masiva de los 195 mil salvadoreños que residen en Estados Unidos tras el fin estatus migratorio conocido como TPS podría suponer una crisis humanitaria para el país centroamericano, estimó ayer una autoridad migratoria.

El presidente Donald Trump anunció el mismo día que no renovará la protección legal otorgada tras los daños causados por un huracán en 1999 y un terremoto en 2001 en Centroamérica y que fue renovada en varias oportunidades. El gobierno estadounidense esgrimió que El Salvador ha recibido cuantiosa ayuda internacional y que gran parte de la infraestructura del país ha sido reconstruida, por lo que no se justifica mantener el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés).

“Estoy aquí para anunciar la decisión de la secretaria de Seguridad Nacional (Kirstjen Nielsen) de terminar con el programa de TPS para los salvadoreños. Estamos hablando de alrededor del 12 por ciento de los salvadoreños que viven en Estados Unidos”, dijo en conferencia de prensa la embajadora estadounidense Jean Manes.

El gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén mostró una postura similar.

Por su parte, Cesar Ríos, del Instituto Salvadoreño del Migrante, dijo en conferencia de prensa que El Salvador no está preparado para recibir a miles de salvadoreños. “Una deportación masiva estaría dando un duro golpe a la economía del país, un grave golpe al grupo familiar. Esto provocaría una crisis humanitaria”, agregó.

Ríos pidió buscar una solución permanente antes de que expire la vigencia del trato preferencial el 9 de septiembre de 2019.

Mientras tanto, la preocupación se entiende entre los salvadoreños. Teresa Salmerón manifestó su preocupación por la situación de sus familiares amparados por el TPS. “Sigo preocupada, entiendo que no los van a sacar de ahorita, pero si no arreglan papeles van a tener que salir. ¿Qué van hacer ellos aquí? Aquí no hay trabajo y yo vivo del dinero que me dan”.

El 97 por ciento de los salvadoreños con TPS tienen 25 años o más, una tercera parte trabaja en el área de servicios y un 22 por ciento en la construcción. A su vez, el 69 por ciento reside en Estados Unidos en viviendas de su propiedad.

Por otra parte, las remesas familiares son fundamentales para la economía del pequeño país centroamericano. Durante 2016, los salvadoreños que viven en Estados Unidos enviaron 4 mil 576 millones de dólares a El Salvador, un 7.6 por ciento más que en 2015. Las remesas recibidas en 2016 equivalieron al 17.1 por ciento del Producto Interno Bruto.

El gobierno salvadoreño ha puesto en marcha un plan para ayudar a sus compatriotas en Estados Unidos, donde ha contratado abogados y ha formalizado alianzas con organizaciones que defienden los derechos de los migrantes para que asesoren a los salvadoreños a que gestionen la ciudadanía estadounidense.

También se trabaja en un programa de asistencia para quienes no cumplan los requisitos que les permitirían aspirar a un estatus migratorio estable y deban retornar a El Salvador.

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