Por Patricia Véliz Macal
patymacal@aol.com

Silvia Rivera llegó a Estados Unidos junto a su hija y en un principio cuando migró pensó que solamente permanecería 3 años en Estados Unidos, pero ahora su vida se resume a su estadía en ese país, junto a su familia.

Al principio, la migrante de origen mexicano pensó que estaría pocos años en Estados Unidos, pero hasta ahora ya son más de 20 de residir en ese país, refiere para la serie de historias que figuran en el libro “Los Hilos que Tejen”, escrito por guatemaltecas.

Cuando llegó a Estados Unidos era muy joven, junto a su pequeña hija y su esposo con quienes realizó el trayecto.

“Mi embarazo fue de alto riesgo porque la nena venia de cara y al llegar al término me hicieron cesárea. A los tres días de haber nacido mi niña me dio fiebre y estuve hospitalizada un mes”, aseguró.

Luego de algunos meses de nacida su hija la protagonista de este relato pensó en migrar, “nos venimos los tres, mi esposo, mi nena y yo. Llegamos a la frontera como a las once de la noche. Era un grupo como de 50 personas. Nos dijeron que teníamos que ir caminando; según yo un camino corto, nos llevaron corriendo por un cerro y sentía que me iba a desmayar”.

En el trayecto relató que el coyote decía “cuidado con el monstruo”, en realidad se refería al helicóptero.

Al inicio de su vida en Estados Unidos recuerda que no tenían nada. “No teníamos cama, ni cobijas, ni trastes. Al verme sin nada, yo lloraba; pero mi esposo me decía que íbamos a salir adelante. Empecé a trabajar en la costura y así empezamos a comprar nuestras cosas, siempre conté con el apoyo de mi esposo y eso hizo que me quedara”, explicó.

Aunque la experiencia del embarazo de su primera hija la traumatizó, tuvo otro niño.

“Aquí uno aprende a ‘rascarse con sus propias uñas’. Mi carácter es muy amistoso y me he encontrado con gente muy buena. Estados Unidos es bendito porque uno en su país de origen sufre hambre y necesidades y aquí uno encuentra posibilidades”, afirmó.

Yo siempre he sido muy luchona y aunque no trabajo fuera de mi casa apoyo mucho a mi familia; además siempre viendo lo que pasa en mi comunidad, me gusta ser puntual y cumplir lo que prometo. De mi madre heredé lo sonriente y trabajadora. A ella nunca la vi enojada y aunque estuviera cansada siempre estaba contenta”, aseguró.

A sus hijos les aconseja que sean buenos padres con sus hijos y a ellos los trata con mucho respeto, cariño y les he enseñado a brindar amor.

He logrado mucho como mujer, como mamá, con ganas siempre de salir adelante y nunca agachar la cabeza. He hecho todo lo que ha estado en mis manos; lo que he querido lo he logrado. Con mi familia soy muy unida y adoro a mi mamá, puntualizó.

¿MÁS INFORMACIÓN?

Sí desea conocer más detalles de la historia de Silvia Rivera, también puede buscarlos en el sitio web del libro, www.loshilosquetejen.com

 

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