Por Noelia Román
Barcelona
DPA

Entre abrazos, lágrimas de emoción y gritos de «¡visca (viva) la República!», decenas de miles de ciudadanos catalanes aplaudieron en las calles de Barcelona la decisión del Parlamento de Cataluña de crear una «república independiente».

Concentrados en los alrededores de la Ciutadella, el parque barcelonés que acoge la cámara catalana, y situados frente a las pantallas gigantes instaladas para poder seguir la votación, los congregados desataron con un grito liberador las emociones acumuladas y contenidas durante las últimas semanas.

«Esto es una liberación después de muchos años de luchar por los derechos de mi pueblo», señaló a dpa Jaume Ruíz, un administrativo de 54 años, «a punto de llorar».

Las lágrimas que aún no salían de sus ojos sí lo hacían de los de muchos de los ciudadanos que, ilusionados y expectantes, aguardaban la proclamación de la independencia.

«Esto es lo más parecido a la felicidad. Estaba ilusionada y convencida de que lo conseguiríamos», dijo muy cerca de él Susana Colominas, una auxiliar de enfermería de 52 años que iba tocada con la estelada, la bandera catalana independentista.

A su alrededor, los congregados se abrazaban, se llevaban las manos al rostro, hacían gestos triunfales, ondeaban banderas y confesaban que no se lo podían creer.

«Aún no le he asimilado, pero siento una emoción muy grande, de piel de gallina, por ver toda esta gente aquí», confesó a dpa Ariadna, una veterinaria de 30 años, después de que se votara en el Parlamento catalán.

Durante unos 20 minutos, todos ellos habían seguido la votación y el conteo de los sufragios con vítores para los síes, un divertido «¡ohhhh!» para los noes, abucheos para los representantes de los grupos de Ciudadanos, Partido Popular (PP) y Partido Socialista (PSOE) y sonoros aplausos para los de los partidos independentistas.

La ovación más sonora y cerrada se la llevó Carles Puigdemont, el jefe del Ejecutivo catalán, a quien jalearon al grito de «¡president, president!».

«Todo este proceso ha sido como una montaña rusa, días en que todo parecía súper claro, otros que no, pero una de las cosas que más ilusión me hace son las elecciones constituyentes, la posibilidad de decidir qué tipo de país queremos construir, eso es algo increíble», añadió Ariadna, sin lágrimas, pero visiblemente contenta y emocionada.

Muchos de los concentrados optaron por quedarse en el lugar y escuchar «in situ» el discurso que Puigdemont improvisó tras la votación.

Sus palabras fueron celebradas con una nueva ovación y coronadas con «Els Segadors», el himno catalán, cantado al unísono por los ilusionados ciudadanos, que luego se encaminaron hacia la cercana Plaza Sant Jaume, sede del Gobierno catalán, para seguir el festejo.

 

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