Washington
DPA
La devastación causada por el huracán «María» en Puerto Rico y la lentitud con la que ha reaccionado a la catástrofe natural el presidente estadounidense Donald Trump, que no pisará la isla hasta el martes, casi dos semanas después del ciclón, pueden tener consecuencias electorales para el Partido Republicano.
La situación en la isla, calificada como «crisis humanitaria» entre otros por su gobernador, Ricardo Roselló, llevará a muchos puertorriqueños a desplazarse al continente, según analistas.
Puerto Rico es un Estado libre asociado a Estados Unidos y sus ciudadanos tienen nacionalidad estadounidense, por lo que pueden desplazarse al continente sin necesidad de visas ni permisos.
En Florida, donde ya vive algo más de un millón de puertorriqueños, se espera a la mayoría de los que emprenda el éxodo. Allí es donde se ha dirigido en lo últimos años un número considerable a causa de la grave crisis económica en la isla, prácticamente en bancarrota.
Su llegada puede cambiar un panorama electoral que tradicionalmente ha sido favorable a los republicanos por, entre otras cosas, el peso conservador del voto cubano.
«Va a significar un montón de gente más votando demócrata en Florida», manifestó a Politico el presidente de la Legislatura Municipal de San Juan, Marco Rigau. Los puertorriqueños son mayoritariamente demócratas cuando votan en el continente.
La mayoría de los boricuas en Florida se concentra en Orlando y sus alrededores. Tras una gran migración en los años 80 atraída por los puestos de trabajo en Disneylandia, la población puertorriqueña casi se dobló en el estado sureño en la última década, en la que el éxodo por una larga crisis económica ha hecho que ya sean más los boricuas fuera de la isla que dentro.
A Florida ha llegado además una migración puertorriqueña interior desde ciudades como Nueva York, Chicago o Filadelfia, atraída por el ambiente hispano, el clima y un coste menor de la vida.
De los 645 mil en 2005 se pasó a 1,1 millones en 2015, más o menos el mismo número que Nueva York, que durante décadas fue el estado que albergó al mayor número de puertorriqueños en el continente.
La única minoría que supera a los puertorriqueños en Florida, un estado de 20,2 millones de habitantes, es la cubana, que asciende a 1,4 millones y es mayoritariamente republicana. El tercer estado con más puertorriqueños es Nueva Jersey, con unos 470 mil.
El año que viene se celebran elecciones legislativas de medio término y el demócrata Bill Nelson, uno de los dos senadores por Florida (el otro es Marco Rubio, que fue rival de Trump en las primarias republicanas), busca la reelección en ellas.
En los últimos tiempos ha sonado el nombre del gobernador de Florida, el republicano Rick Scott, como posible aspirante a senador por su estado en los comicios legislativos.
Ahí es donde enmarcan algunos medios el viaje que hizo el jueves a Puerto Rico para ver de cerca la devastación dejada por el huracán. Unos días antes fue allí Rubio, que es seguramente la principal voz en asuntos latinos de las filas republicanas en el Senado.
También viajaron ya a la isla varios políticos demócratas, como el alcalde de Miami Beach, Philip Levine; el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo; y la congresista por ese estado Nydia Velázquez, de origen puertorriqueño. Desde Nueva Jersey fue el congresista de origen cubano Bob Menéndez.
Las consecuencias electorales del éxodo boricua que puede seguir al paso del huracán «María» pueden ir más allá en el tiempo. Florida es uno de los llamados «swing states», los que oscilan entre demócratas y republicanos en las elecciones presidenciales. Las próximas son en 2020. Trump ha dado señales de querer presentarse.