Por BEN FINLEY
WAVES, Carolina del Norte, EE. UU.
AP

Los vientos y las lluvias ocasionados por la tormenta tropical María azotaron hoy las islas frente a Carolina del Norte, mientras el meteoro se acercaba a la costa.

La marea alta inundó las carreteras de la zona y los viajes siguen siendo peligrosos, indicó en un correo electrónico Drew Pearson, director de gestión de emergencias del condado de Dare.

Agregó que los peores problemas fueron en la isla de Hatteras, donde más de 10 mil visitantes recibieron la orden de evacuar a principios de esta semana.
Hasta el momento no se han reportado lesionados.

El océano prácticamente cubrió partes de la N.C. 12, la carretera principal que cierra a lo largo de las islas conocidas como Outer Banks.

El Servicio Meteorológico Nacional reportó que los vientos aumentaron a 112 kilómetros por hora (70 millas por hora) hacia el amanecer, unos 24 km (15 millas) más fuertes que horas antes.

Una lluvia fina caía y ocasionalmente se veían manchas de cielo azul. La policía estableció un punto de control para bloquear todo el tráfico que se dirigía hacia el sur en la N. C. 12, excepto para los residentes y los periodistas. La orden de desalojo sigue vigente para los visitantes en las islas Hatteras y Ocracoke.

A medida que los vientos aceleraban, las olas se estrellaban hasta y más allá de los hogares frente al océano en el tramo de la carretera entre las comunidades no incorporadas de Rodanthe y Avon.

El océano Atlántico ha estado llegando hasta las casas frente al mar y en calles laterales desde el martes debido a la marea alta en partes de Avon, dijo Tony Meekins, de 55 años, residente de allí de toda la vida.

Es imperativo que la carretera siga siendo transitable tanto en Hatteras en Ocracoke, dijo Chip Stevens, dueño del Black Beard’s Lodge, un hotel de 38 habitaciones en Ocracoke.

Añadió que la mayoría de las empresas, turistas y suministros pasan por ese camino y cruzan por un ferry.

El clima que afecta a los Outer Banks, entre las islas más frágiles del territorio continental estadounidense, es el golpe más reciente de la devastadora temporada de huracanes de este año.

Se esperaba que las islas se vieran poco afectadas debido al debilitamiento de María, a unos 240 kilómetros (150 millas) de distancia de la costa hoy.

 

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