Por ALBA TOBELLA
BOGOTÁ
AP

La multitud de la iglesia Manantial se aprieta la Biblia contra el pecho y escucha con lágrimas a una mujer que desde el escenario muestra a su bebé dos años después de que un médico diagnosticara que no podía embarazarse.

En ese templo evangélico al sur de Bogotá, el pastor levanta los brazos en señal de éxito tras escuchar cada testimonio. Efectismo y nuevas tecnologías son la receta de la “iglesia cristiana contemporánea”, como la llama el líder de Manantial, Eduardo Cañas. Allí, el culto es dinámico y multimedia. Los viejos llevan la Biblia en papel; los jóvenes, en el celular.

En Colombia, evangélicos y pentecostales —credos contemporáneos del cristianismo— ya superan el 15% de la población de un país donde el catolicismo estaba poco acostumbrado a tener rivales. Sólo en esta nación ya tienen unas 6 mil iglesias.

La fuga de fieles es una de las mayores preocupaciones de la iglesia católica latinoamericana, de gala en estos días por la llegada del Papa Francisco a Colombia, el séptimo territorio que visita en la región. Su viaje es un impulso que esperan aprovechar para volver a atraer a sus fieles, explica Juan Álvaro Zapata, secretario adjunto de la Conferencia Episcopal.

Hoy sólo dos de cada tres latinoamericanos se considera católico. En 1970, la cifra superaba el 90%. En el mismo período, los protestantes —que engloban estas nuevas iglesias— aumentaron de 4 a 19%.

En Uruguay, Cuba y varios países de Centroamérica, los católicos dejaron de ser mayoría, según el Pew Research Center. En Brasil, que tiene la mayor población católica del mundo, dejarán de ser la religión más extendida para 2030, de acuerdo con pronósticos de Andrew Chesnut, director de Estudios Católicos en la Virginia Commonwealth University y consultor del informe.

“La razón principal de la elección del primer Papa latinoamericano es el gran declive de membresías frente a la expansión inédita de los pentecostales. Hasta el momento no hay evidencia concreta de que el Papa haya podido frenar el éxodo de fieles”, asegura el académico.

La mayoría de los católicos decepcionados aseguran que cambiaron de religión para buscar una cercanía con Dios que no sentían en el catolicismo, según el mismo estudio. Por eso, la Conferencia Episcopal ha emprendido lo que el Papa llama “una iglesia de salida”: trasladar las homilías para acercarse al pueblo.

Intentan además contagiarse del marketing que utiliza la competencia. Ante estos pastores evangélicos con miles de seguidores en las redes sociales, los sacerdotes católicos optan, por ejemplo, por llevar las Misas o confesionarios a centros comerciales.

En Colombia, los evangélicos son, en general, más conservadores que los católicos.

El informe del Pew señala que la mitad de los católicos cree que el alcohol es moralmente reprochable, 65% rechaza las prácticas homosexuales y 13% se opone a los métodos anticonceptivos. Entre los protestantes, los porcentajes ascienden a 75%, 85% y 25%, respectivamente.

Este conservadurismo resonó tras la el acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que el Papa quiere celebrar ahora con los fieles.

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