EL CAIRO
AP

Dentro de un acuerdo respaldado por Italia, el asediado gobierno libio en Trípoli ha pagado a milicias implicadas en el tráfico de personas para que ahora impidan que los migrantes crucen el Mediterráneo hacia Europa, según dijeron a “Associated Press” agentes libios de seguridad y milicianos.

La estrategia ha causado un escándalo entre algunos miembros de las fuerzas de seguridad y activistas que tratan con migrantes, que advierten que podría enriquecer a las milicias, permitiéndoles comprar más armas y ganar poder. En medio del caos que envuelve a Libia, las milicias pueden retomar el tráfico en cualquier momento o volverse contra el gobierno, señalaron.

El acuerdo refuerza el poder de las milicias, que desde la caída del dictador Moamar Gadafi en 2011 han socavado a sucesivos gobiernos libios, incluido el actual de Fayez Serraj, débil pese a disfrutar de reconocimiento internacional.

El apoyo europeo al acuerdo también sería llamativo. La Unión Europea ha dado decenas de millones de euros al gobierno de Serraj para ayudar a detener a los migrantes. La mayor parte del dinero va destinado a reforzar la Guardia Costera libia, aumentar la seguridad en la frontera sur y mejorar las condiciones de los migrantes en centros de detención.

Los fondos pueden emplearse para desarrollar empleos alternativos para personas implicadas en el tráfico de personas, aunque reclutarlos para combatir las salidas de migrantes sería una interpretación bastante forzada de ese mandato.

En los últimos dos meses se ha producido un drástico descenso en el tráfico de embarcaciones migrantes, un dato celebrado por líderes europeos desesperados por frenar la inmigración. Las llegadas en julio se redujeron a la mitad del año anterior, mientras que en lo que va de mes se han avistado unos 2 mil 936 cruces desde el país, frente a los 21 mil 294 de agosto de 2016, un descenso del 86%.

Se cree que también la mala mar de este verano y un patrullaje más agresivo de la Guardia Costera han contribuido al declive.

Sin embargo, el descenso parece deberse en gran parte a los acuerdos alcanzados con las dos milicias más poderosas en la localidad occidental de Sabratha, el principal punto de salida para las personas, en su mayoría africanas, que emprenden el peligroso viaje por el Mediterráneo desde Libia. Las milicias, conocidas como “Al-Ammu” y Brigada 58, están lideradas por dos hermanos de la gran familia local Al-Dabashi.

Se sabe que los milicianos eran responsables del contrabando de personas, afirmaron al menos cinco funcionarios de seguridad y activistas con sede en Sabratha. Un miembro de las fuerzas de seguridad describió a los hermanos como los “reyes del tráfico” en la ciudad. En su último informe de junio, el Panel de Expertos de Naciones Unidas sobre Libia identificó a Al-Ammu como el principal facilitador del tráfico de personas.

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