Ciudad del Vaticano
DPA

Los migrantes indocumentados deberían ser bienvenidos en sus países de destino y los gobiernos deberían ayudar a que más gente huya de la pobreza y de los conflictos, dijo hoy el Papa Francisco desafiando las actuales políticas de fronteras cerradas en Occidente.

El Pontífice argentino, hijo de una familia de inmigrantes italianos, renovó su posición a favor de los migrantes aunque Estados Unidos y Europa están tratando de contener el flujo de personas, en ocasiones relacionándolo con sus políticas antiterroristas.

En un mensaje, publicado antes de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, que celebrará la Iglesia católica el 14 de enero, Francisco dijo que los Gobiernos deberían «ampliar las posibilidades para que los emigrantes y refugiados puedan entrar de modo seguro y legal en los países de destino».

«En ese sentido, sería deseable un compromiso concreto para incrementar y simplificar la concesión de visados por motivos humanitarios y por reunificación familiar», además de la apertura de «corredores humanitarios» para refugiados vulnerables, dijo el papa.

A los recién llegados se les debe ofrecer «un alojamiento adecuado y decoroso», garantizar «la libertad de profesar y practicar la propia fe» y ayudar a integrarse, añadió.

«Este proceso puede acelerarse mediante el ofrecimiento de la ciudadanía, desligada de los requisitos económicos y lingüísticos, y de vías de regularización extraordinaria, a los emigrantes que puedan demostrar una larga permanencia en el país», sostuvo.

El Papa Francisco ha recordado a menudo que ayudar a los indigentes es un deber cristiano y hoy destacó que «si las capacidades y competencias de los emigrantes, los solicitantes de asilo y los refugiados son reconocidas y valoradas oportunamente, constituirán un verdadero recurso para las comunidades que los acogen».

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