POR JOSH LEDERMAN/AP
Manila, Filipinas
El presidente filipino se reunió hoy con el máximo representante diplomático de Estados Unidos y aunque manifestó su solidaridad con Washington frente a Corea del Norte, Rodrigo Duterte pasó por alto las preguntas de la prensa sobre el abuso de derechos humanos en su lucha contra las drogas.
Duterte y el secretario de Estado Rex Tillerson se reunieron en Manila en el marco de una cumbre regional. Se trata de la interacción de más alto nivel hasta la fecha entre el mandatario filipino y un enviado del gobierno de Donald Trump.
Grupos a favor de los derechos humanos han cuestionado la voluntad expresada por Trump de acercarse a Duterte, quien ha sido criticado por su sangriento combate a las drogas, en el que han muerto miles de sospechosos.
Se desconoce si Duterte y Tillerson hablaron del tema cuando se reunieron, pero sí se enfocaron en la alianza entre Estados Unidos y Filipinas en cuanto a Corea del Norte.
«Derechos humanos, hijo de pu…», respondió Duterte argumentando que no se le debería cuestionar sobre supuestas violaciones a los derechos humanos dado los desafíos que él enfrenta. «Policías y soldados han muerto por mí. La guerra ahora en Marawi, solo lo causaron las drogas. Los derechos humanos no caben aquí».
Por su parte, Tillerson dijo que Estados Unidos ha estado proveyendo a Filipinas de capacidades de vigilancia, entrenamiento, información y aeronaves para ayudar a combatir el asedio que se vive desde hace más de un mes en el sur del país por parte de aliados del grupo Estado Islámico.
El secretario expresó que entre el apoyo hay algunas aeronaves Cessna y unos cuantos drones. Dijo que ayudarán a Filipinas a combatir «a un enemigo que lucha de una forma con la que la mayoría de la gente nunca ha tenido que lidiar».
«Creemos que comienzan a controlar la situación», indicó Tillerson a la prensa. «Pero el verdadero desafío vendrá una vez que finalicen los enfrentamientos y cómo lidiar con las condiciones en la zona para garantizar que no resurjan».
Sobre el tema de derechos humanos, Tillerson argumentó que no hay una contradicción entre la decisión de Estados Unidos de ayudar a ese país a combatir a los extremistas, cuyo levantamiento en Filipinas ha causado temor global de que el grupo Estado Islámico exporte su violencia al sudeste asiático y a otros lugares.