POR SARA BARDERAS/DPA
Washington

La lucha contra la “Mara Salvatrucha” mantiene aún unidos -aunque en la distancia- al presidente Donald Trump y al fiscal general Jeff Sessions, en medio de las dudas abiertas sobre el futuro de este último ante el fuerte cuestionamiento del mandatario en los últimos días.

Sessions viajó ayer a El Salvador con el mismo mensaje contra la Mara Salvatrucha que Trump mandará hoy en Long Island, donde se ha vivido una ola de crímenes atribuidos a estos pandilleros.

Sessions se reunió en El Salvador con su presidente, Salvador Sánchez Cerén, y con los fiscales generales de los países del Triángulo Norte, justo después de que fueran detenidos en el país centroamericano cuatro centenares de pandilleros, en su mayoría de la Mara Salvatrucha, más conocida como MS-13 en Estados Unidos.

También ha sostenido encuentros con el director de la Policía Nacional Civil (PNC), de El Salvador Howard Cotto y participado en una graduación de elementos de las fuerzas de seguridad.

«El presidente Trump y el fiscal general Sessions han hecho de la erradicación de organizaciones criminales trasnacionales como la MS-13 una alta prioridad de la administración», indicó el Departamento de Justicia.

EN NUEVA YORK

Trump pronunciará un discurso en la isla cercana a Nueva York, donde 17 personas han muerto en una ola criminal que las autoridades locales atribuyen a esa pandilla. Hay sitios donde la violencia de las maras es peor, pero Trump ha elegido éste porque le toca de cerca.

«Es un neoyorquino, conoce Long Island. Para él es un asunto personal. Sabe que lo que pasa en Long Island es una tragedia», dijeron altos cargos de su administración.
La Mara Salvatrucha es una pandilla con ramificaciones en varios países que crearon en Los Ángeles en los años 80 salvadoreños que habían huido de la guerra civil.

Estados Unidos la tiene clasificada como organización internacional de crimen organizado.

En el último año y medio se ha hablado mucho de ella por crímenes brutales, cometidos algunos con machetes, que han sido utilizados por Trump para justificar propuestas migratorias: el muro en la frontera con México para evitar que criminales entren en Estados Unidos y la contratación de más agentes migratorios.

«Vienen de América Central. Son más duros que cualquiera que uno haya conocido.
Están asesinando y violando a todo el mundo ahí fuera. Son ilegales. Y están acabados», manifestó ya el año pasado en una entrevista con la revista «Time». Este abril tuiteó lo siguiente: «Las endebles políticas de inmigración ilegal de la administración Obama permitieron que se formaran pandillas malas de la MS-13 en ciudades de todo Estados Unidos. Estamos eliminándolas rápidamente».

COMPARTEN VISIÓN

Trump comparte visión con Sessions, un hombre ultraconservador de 70 años opuesto a la inmigración, también a la legal, que Trump eligió en su día valorando precisamente ese aspecto. Si decide finalmente expulsarlo de su Gobierno, tendrá dificíl remplazarlo por alguien con el mismo perfil.

Las críticas públicas de Trump a Sessions comenzaron la semana pasada con la entrevista que el presidente dio a «The New York Times» en la que lamentaba haberlo nombrado porque, se quejaba, no lo había ayudado en la investigación de la presunta interferencia rusa en la campaña electoral.

Sessions, que fue uno de los asesores más cercanos de Trump en campaña, se recusó en las pesquisas del FBI después que se conocieran sus contactos durante la misma con el embajador ruso en Washington, que él había negado bajo juramento en sus audiencias de confirmación en el Senado.

El mandatario le ha recriminado no obstante falta de lealtad por esa recusación y lo ha atacado desde Twitter y en declaraciones públicas durante días. «Bueno, es doloroso. Pero el presidente de Estados Unidos es un líder fuerte», dijo Sessions ayer en una entrevista con FoxNews desde El Salvador.

Como el presidente, Sessions ha responsabilizado a Obama de que la Mara Salvatrucha y otras pandillas de origen latino se regeneraran gracias a su política «de fronteras abiertas y años de aplicación laxa de la ley de inmigración».

La administración Trump, recordaban ayer, altos funcionarios, ha cambiado esa política. «Ahora, si usted es un pandillero, la prioridad es echarle. Si usted es miembro de la mara, se va. Lo ideal es echarlos antes de que tengan opción de cometer un crimen. Creemos que las víctimas pensarán lo mismo».

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