Ratisbona
DPA

Al menos 547 niños del coro católico de la catedral de Ratisbona, en el sur de Alemania, fueron víctimas de abusos físicos y sexuales entre 1945 y principios de los años 90, reveló hoy el informe final que investigó un escándalo que también salpica al hermano del Papa emérito Benedicto XVI.

El abogado Ulrich Weber, encargado de arrojar luz sobre lo ocurrido, atribuyó parte de la responsabilidad a Georg Ratzinger, quien durante treinta años fue director del orfeón.

«A él se le reprocha haber mirado para otro lado y no haber tomado medidas al respecto», declaró el letrado, quien también explicó que la violencia fue infligida, sobre todo, contra estudiantes de tercero y cuarto de primaria de los conocidos en Alemania como «Regensburger Domspatzen» (Los gorriones de la catedral de Ratisbona).

«Los afectados describieron sus años escolares como una prisión, como un infierno y como un campo de concentración. Muchos se referían a esos años como la peor época de su vida, caracterizada por el miedo, la violencia y el desamparo», agregó.

En el informe se explica además que la gran mayoría de episodios de violencia física descubiertos eran punibles. No obstante, dado que los delitos cometidos han prescrito, ya no pueden ser juzgados ante los tribunales.

Como principales responsables de los abusos figuran el director de la escuela de primaria y su prefecto, aunque se cree que además de ellos en la catedral había más personas que tenían conocimiento de las agresiones cometidas contra los menores.

En este sentido, Weber habló de una «cultura del silencio» que buscaba, en primer lugar, salvaguardar el nombre de la institución.

Las víctimas de abusos del coro de la catedral de Ratisbona, una de las formaciones más prestigiosas de Alemania, serán indemnizadas ahora con hasta 20.000 euros (23.000 dólares).

El escándalo de abusos generó gran interés a nivel internacional cuando trascendió la vinculación del hermano del papa emérito con el coro de niños cantores.

«Si hubiera conocido los excesos de violencia que se estaban utilizando, habría hecho algo (…) Pido perdón a las víctimas. Al principio, yo también daba bofetadas, pero siempre tuve mala conciencia», dijo Georg Ratzinger en una entrevista concedida en 2010 a la prensa alemana.

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