GINEBRA
AP

El enviado de Naciones Unidas para Siria inició hoy una nueva ronda, la séptima por ahora, de conversaciones indirectas en Ginebra entre el gobierno sirio y los líderes de la oposición para tratar de poner fin a la guerra civil en el país.

La iniciativa coincidía con el primer día completo de un alto al fuego en el sur de Siria mediado la semana pasada por Rusia, Estados Unidos y Jordania.

Hoy se registraron combates en la provincia de Sweida, cerca de los límites de la zona de cese al fuego, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un grupo de monitoreo con sede en Gran Bretaña.

Sin embargo, el activista opositor Ahmad al-Masalmeh dijo que había tranquilidad en la ciudad de Daraa, que ha sufrido una intensa violencia y que se encuentra en el corazón de la zona de cese al fuego.

El acuerdo cubre tres provincias desoladas por la guerra en el sur del país. Es el primer resultado tangible tras meses de estrategia y diplomacia entre el nuevo gobierno de Donald Trump en Washington y el Kremlin dirigido por Vladimir Putin.

Se esperaba que las conversaciones duraran toda la semana. El enviado de la ONU, Staffan de Mistura, declinó hacer comentarios sobre sus expectativas pero tenía previsto celebrar una conferencia de prensa más tarde hoy.

De Mistura se reuniría primero con enviados del gobierno del presidente de Siria, Bashar Assad, antes de un encuentro con representantes de la oposición.

Los esfuerzos diplomáticos liderados por Naciones Unidas pretenden en parte garantizar la entrega de ayuda humanitaria a Siria y sentar las bases para el día en que la guerra civil siria, que ya está en su séptimo año, termine por fin.

La oposición siria está decidida a conseguir una transición política en Damasco, mientras que el gobierno de Assad insiste en que las conversaciones deben priorizar “la guerra contra el terrorismo”. Las negociaciones abordarán los dos asuntos en paralelo, explicó el sábado en Damasco el subenviado especial Ramzy Ramzy.

El gobierno de Assad ha rechazado hablar sobre su posible salida. El presidente heredó el cargo de su padre, el fallecido Hafez Assad, en el año 2000, y se ha mantenido pese a la devastadora guerra civil. La mitad de la población del país se ha visto desplazada y unas 400 mil personas han muerto por la violencia desde 2011.

Artículo anteriorLa UE critica el plan británico sobre Derechos de ciudadanos
Artículo siguienteMoreno y Correa chocan por el futuro político de Ecuador