Por FARAI MUTSAKA
HARARE, Zimbabue
AGENCIA/AP
A los 93 años, el presidente de Zimbabue Robert Mugabe corteja a la juventud en un esfuerzo por conseguir un quinto mandato en las elecciones del año que viene.
Acusado de cometer violaciones a los derechos humanos y de hundir a esta nación africana otrora próspera tras asumir el poder en 1980, Mugabe recorre el país tratando de seducir a una juventud que es tal vez el sector más afectado por el declive económico.
Mugabe, el jefe de Estado más anciano del mundo, lanzó una serie de actos enfocados en la juventud para tratar de contrarrestar las críticas de quienes dicen que está muy viejo para buscar un nuevo mandato.
“¿Qué prefieren, un whisky de cinco años o uno de 20? El whisky de Mugabe es de máxima calidad, es el whisky que queremos. Es sabroso, nos da sabiduría, es maduro”, expresó el ministro de información y tecnología Supa Mandiwanzira.
Los veteranos de la guerra de liberación de la década de 1970 que fueron la columna vertebral del gobierno de Mugabe están envejeciendo y muchos no ven con buenos ojos el que Mugabe se mantenga tanto tiempo en el poder.
Igual que en el resto de África, la juventud es un sector cada vez más grande y codiciado por los partidos políticos. La mayoría de los jóvenes no tiene trabajo y sobreviven vendiendo cosas en la calle. Mugabe prometió crear 2,2 millones de puestos de trabajo antes de las elecciones de 2013, pero el desempleo aumentó y hay incluso personas con títulos universitarios vendiendo golosinas, teléfonos usados y frutas en la calle.
La cantidad de personas con empleos formales bajó de 2.000.000 en el 2000 a 500 mil en la actualidad, la mayoría de ellas trabajadores estatales, según dijo el ministro de finanzas Patrick Chinamasa al Parlamento en abril.
El Presidente dice que hay que autoabastecerse.
“Mándenme a quienes piden trabajo. Me les voy a reír primero. Los jóvenes deben trabajar por su cuenta”, declaró Mugabe durante un acto en la ciudad sudoriental de Masvingo el 30 de junio. “Críen gallinas, cultiven hongos”, agregó, para luego prometer tierras cultivables, viviendas y apoyo para “proyectos en pequeña escala”.
Un estadio con capacidad para 15 mil personas no pudo recibir a toda la gente que fue a ver el acto del 16 de junio en la ciudad oriental de Mutare.
“Tenía que venir, de lo contrario me van a dejar afuera de los proyectos”, dijo un partidario de Mugabe que viajó más de 150 kilómetros (93 millas) para asistir al acto. Esos proyectos incluyen la entrega de tierras y pequeños negocios como la cría de gallinas auspiciados por el gobierno y el partido oficialista.
Mugabe se aficionó, asimismo, a la música bailable con influencia jamaiquina tan popular entre los jóvenes, aunque en el pasado había dicho que no le gustaba.
“En Jamaica, los hombres se drogan y las universidades están llenas de mujeres”, afirmó Mugabe en 2012. “Los hombres quieren cantar y no quieren ir a la universidad”, expresó ese mismo año.
«El ZANU-PF está desesperado por captar el voto de la juventud”, comentó el analista Gabriel Shumba, presidente del Foro de Exiliados de Zimbabue.
Paralelamente, “la desesperación pone a los jóvenes en las manos de Mugabe”, indicó el analista político Alexander Rusero. “El empleo informal depende en buena medida de arreglos que solo pueden hacerse con el aval político del ZANU-PF dentro del sector informal”.
A pesar de los actos multitudinarios, la edad de Mugabe no pasa inadvertida
En junio, un Ministro dijo que Mugabe debería designar un sucesor. “De lo contrario, se hace muy difícil la llegada de inversionistas si no se sabe si vamos a tener otro Bokassa o un Idi Amín”, sostuvo el Ministro de veteranos de guerra Tshinga Dube, aludiendo a dos de los peores dictadores que ha tenido África, Jean Bedel Borkassa, de la República de África Central, y al ugandés Amín.