NAIROBI, Kenia
AP

Extremistas de Al Shabab de la vecina Somalia decapitaron a nueve civiles durante un ataque a una aldea del sureste de Kenia hoy por la mañana, informaron las autoridades, lo que hizo crecer los temores de que el grupo esté recurriendo a una estrategia nueva y más sangrienta.

El ataque se produjo en la aldea de Jima, en el condado de Lamu, informó el jefe de una fuerza combinada de agencias de seguridad que combate a Al Shabab, James Ole Serian.

Las decapitaciones por parte de Al Shabab han sido inusuales en Kenia, donde el grupo realiza ataques sangrientos desde hace años. El país del África oriental ha registrado un aumento de los ataques de Al Shabab en las últimas semanas, lo que significa un riesgo a la seguridad de las elecciones presidenciales previstas para agosto.

En la misma zona de Pandaguo, hace tres días, se libró una batalla prolongada entre el grupo extremista y las fuerzas de seguridad.

De acuerdo con un informe policial, unos 15 combatientes de Al Shabab atacaron la aldea de Jima donde capturaron a varios hombres y los mataron a puñaladas.

Las decapitaciones no son infrecuentes en Somalia, donde constituyen una táctica para sembrar el terror en las aldeas.

Al Shabab ha prometido tomar represalias contra Kenia por enviar fuerzas en 2011 a combatir al grupo extremista islámico, el más mortífero del continente.

Últimamente el grupo incrementó los ataques con bombas de fabricación casera y mató al menos a 46 personas en los condados de Lamu y Mandera.

El aumento de los ataques constituye un problema grave para las agencias de seguridad keniana de cara a las elecciones presidenciales del 8 de agosto, opinó el analista de seguridad Andrew Franklin. Al Shabab podría aprovecharse del hecho de que las agencias de seguridad estarán concentradas en prevenir actos de violencia, añadió.

El gobierno del presidente Uhuru Kenyatta, que no ha emitido declaración alguna sobre el auge reciente de los ataques de Al Shabab, tampoco se pronunció el sábado.

Kenia es uno de los cinco países que aportan efectivos a una fuerza de la Unión Africana que apuntala al frágil gobierno central somalí frente a la insurgencia de Al Shabab. Es el que ha sufrido las mayores represalias por ello.

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