Berlín
DPA

¿Tiene el multilateralismo los días contados? ¿Se puede luchar contra el cambio climático sin uno de los principales contaminantes? ¿Cómo frenar el avance del proteccionismo? Los líderes del G20 debatirán sobre éstas y otras cuestiones en una cumbre que augura ser una de las más tensas de los últimos tiempos.

La canciller alemana, Angela Merkel, recibirá el viernes como anfitriona en su ciudad natal, Hamburgo, a sus homólogos del grupo de los principales veinte países industrializados y emergentes del mundo (G20) consciente de que tiene una ardua tarea por delante.

«Ya conocemos determinadas posturas del Gobierno estadounidense y no espero que tras un viaje de dos días a Hamburgo se alejen de estas posiciones y, de repente, vuelvan a aparecer en la declaración final (de la cumbre)», admitió recientemente la mandataria alemana sobre la que será la primera reunión de este tipo del presidente estadounidense, Donald Trump.

«Hay un buen número de cuestiones que generan controversia que hay que debatir», agregó, al tiempo que señaló que no espera que el encuentro de dos días de los Veinte termine con una posición común en todos los temas.

Para Merkel sería un sueño si la cumbre sirviera para que Estados Unidos no se aísle del mundo, si los manifestantes no queman la ciudad, si la Policía consigue controlar la situación y si no hay ningún atentado. Pero el sueño parece ser solo eso, un sueño, al menos en lo relativo al nuevo inquilino de la Casa Blanca.

La decisión de Trump de sacar a su país del Acuerdo del Clima de París -que tiene como principal objetivo limitar el calentamiento global a menos de dos grados centígrados en comparación con la época preindustrial- y renegociar o frenar los acuerdos del libre comercio, que considera injustos para Estados Unidos, ha desatado la preocupación en la comunidad internacional, que ve cómo han vuelto a resurgir fantasmas del pasado.

«El que crea que los problemas de este mundo se pueden solucionar con el aislamiento y el proteccionismo, comete un craso error», declaró Merkel la pasada semana ante el aplauso del pleno del Parlamento alemán.

En un intento de conciliación, la líder alemana se reunirá con Trump el jueves por la tarde. En una conversación telefónica previa, el sucesor de Barack Obama afirmó que espera «ayudar a Merkel a lograr que la cumbre sea un éxito». Sin embargo, la líder conservadora no se hace ilusiones en ámbitos como el clima, aunque en otros temas como la lucha antiterrorista existan más posibilidades.

El viernes, todas las miradas estarán puestas en el primer encuentro entre Trump y el presidente ruso, Vladimir Putin. Desde Estados Unidos indican que aún no se han fijado los temas del encuentro oficial bilateral. Mientras, desde Rusia adelantan que hablarán, sobre todo, sobre la lucha contra el terrorismo internacional, así como sobre otros temas como Siria, Ucrania o el control armamentístico.

Junto con Trump y Putin, otro de los protagonistas de la cumbre será el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que pisa suelo alemán por primera vez desde que hace unos meses acusara a Alemania de actuar con «métodos nazis» al prohibir el país europeo mítines de políticos del país del Bósforo.

No obstante, para Erdogan la relación con Alemania no estará en el centro de su agenda, sino el avance de las milicias kurdas en Siria o la crisis abierta en el Golfo. La alianza contra Qatar liderada por Arabia Saudí -que acusa al emirato de apoyar a organizaciones terroristas- reclama a Turquía que retire todos sus soldados de Qatar.

Mientras las relaciones con Estados Unidos zozobran, el presidente chino, Xi Jinping, parece navegar con mano firme en aguas internacionales sabedor de que potencias internacionales como Alemania miran ahora en su dirección en temas como el comercio o la protección del clima, ya que ningún otro país como el gigante asiático emite tantos gases con efecto invernadero.

Todas estas tensiones hacen prever que la cumbre, que se celebrará bajo fuertes medidas de seguridad y contra la que se esperan sonoras protestas por parte de miles de activistas, se cerrará sin grandes acuerdos y servirá para retratar definitivamente a Trump. Para saber si como presagiaban las voces más alarmistas ha llegado al panorama internacional para irrumpir como un elefante en una cacharrería.

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