Yuba
DPA

El Gobierno y los rebeldes enfrentados en Sudán del Sur están utilizando la comida como arma privando a los civiles de alimentos para controlar sus movimientos o para obligarles a abandonar sus casas, denunció hoy Amnistía Internacional.

La organización defensora de los derechos humanos describe la situación en la región de Ecuatoria, en el sur del país, que antes había estado alejada de la guerra civil que estalló por las desavenencias entre el presidente Salva Kiir y su ex vice presidente Riek Machar en diciembre de 2013.

A mediados de 2016, sin embargo, el conflicto se extendió a Ecuatoria, donde ya ha sido desplazado un millón de personas, dijo Amnistía Internacional.

«Hombres, mujeres y niños han recibido disparos, han sido asesinados a machetazos o quemados vivos en sus hogares. Mujeres y niñas han sido violadas en grupo y secuestradas», dijo Donatella Rovera, de Amnistía.

Ecuatoria era conocida anteriormente como el «granero» de Sudán del Sur. Pero ahora, tanto las fuerzas gubernamentales como las rebeldes están restringiendo el acceso a la comida de los civiles impidiendo que lleguen a determinadas zonas o saqueando los mercados y las casas, según el informe.

Ambos bandos también atacan a los civiles que llevan alimentos acusándoles de alimentar o ser alimentados por el enemigo.

En la ciudad de Yei, los civiles se encuentran bajo un asedio virtual y se enfrentan a la escasez de alimentos, dijo Amnistía.

El portavoz militar Santo Domic Chol negó que las Fuerzas Armadas estuvieran matando civiles o negándoles la comida.

«El Ejército está luchando por los valores de la humanidad y por eso no puede matar a sus propios civiles», dijo Chol, quien acusó a los rebeldes de bloquear una carretera que servía de ruta de abastecimiento de alimentos.

Cualquier atrocidad puntual cometida por el Ejército será investigada, prometió.

El portavoz del Gobierno Akol Paul Kordit dijo que el informe de Amnistía Internacional es «incorrecto porque no reflejó la realidad de lo que está pasando sobre el terreno».

Las agencias de la ONU anunciaron en junio el final de una hambruna de cuatro meses que afectó a 100 mil personas en el norte del país.

Sin embargo, alrededor de seis millones de personas, la mitad de la población total del país, sigue sufriendo inseguridad alimentaria, según la ONU.

Se atribuye la falta de comida al conflicto militar que ya ha causado la muerte de decenas de miles de ciudadanos, desplazado a 3,5 millones y obstaculizando la agricultura.

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