Hong Kong
AGENCIA/dpa

Protestas para exigir más democracia y menos influencia de Pekín acompañaron hoy las conmemoraciones del 20 aniversario de la devolución de Hong Kong a la soberanía china por parte del Reino Unido, celebrado con una ceremonia de izado de banderas coronada por un rotundo discurso del presidente chino, Xi Jinping.

Las fuerzas de seguridad impidieron a un grupo de manifestantes acceder al recinto cercado en el puerto de la ciudad, donde se celebraba la ceremonia cerrada al público.

La policía izó la bandera de China y la región de administración especial -roja con una orquídea blanca-, ante unos 2.400 invitados. En un discurso en el recinto ferial, el presidente chino Xi destacó la devolución de Hong Kong por parte de la potencia colonial como el fin de las «humillaciones pasadas» y un hecho que acerca la completa reunificación de China.

A los hongkoneses les interesa mantener e implementar el principio de «un país, dos sistemas» que rige su administración, insistió el mandatario chino, que supervisó también la jura del cargo de la nueva jefa de Gobierno Carrie Lam y su ejecutivo. Xi les pidió que fortalezcan la seguridad y la «educación patriótica» en la ciudad, al tiempo que advirtió que quien amenace la estabilidad política de la ciudad estará traspasando «una línea roja».

El 1 de julio de 1997 Hong Kong volvió a soberanía china, pero bajo un régimen especial: es administrada bajo el principio de «un país dos sistemas» que permite a sus más de siete millones de habitantes disfrutar de una amplia autonomía y numerosas libertades durante un periodo de 50 años, hasta 2047. Sin embargo, los analistas alertan de los crecientes intentos de Pekín de aumentar el control sobre la metrópolis portuaria.

Miles de manifestantes que salieron hoy a la calle para protestar por esa tendencia y exigir más democracia mostraron su indignación por el discurso de Xi.

Durante su visita de tres días a la ciudad, Xi no se esforzó por disipar esos temores, sino que al contrario hizo una demostración de fuerza con inspecciones a la policía y a un cuartel del Ejército chino estacionado en Hong Kong. El primer portaaviones chino «Liaoning» llegará en los próximos días por primera vez al puerto de la ciudad.

Especial indignación desataron el viernes las declaraciones del portavoz del Ministerio de Exteriores de Pekín Lu Kang, que señaló que la declaración conjunta sino británica de 1984 carece de relevancia hoy en día y no es ya «vinculante para el Gobierno central de China». El documento regula la autonomía de Hong Kong durante el medio siglo posterior a la devolución por parte de Londres.

La nueva jefa de Gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, que juró hoy el cargo, enfrenta por ello amplios desafíos: no sólo deberá afrontar la división política de la ciudad sino también reducir la brecha creciente entre ricos y pobres.

Además, es controvertida porque salió elegida conforme a un sistema que no permite la libre elección de candidatos. Lam fue elegida candidata por un comité leal a Pekín de sólo 1.200 miembros, pero los sondeos apuntan que en el caso de una elección libre el candidato habría sido otro.

«La influencia visible e invisible de China ha aumentado considerablemente», afirma Kristin Shi-Kupfer, del instituto chino Merics en Berlín. Los periodistas se ven sometidos cada vez a una mayor presión mientras los académicos denuncian y una creciente influencia política, que ocupa puestos en las universidades.

Pero la generación de los jóvenes menores de 30 años tiene una actitud especialmente distanciada de China. Según una encuesta de la Universidad de Hong Kong, el 93,7 por ciento de los encuestados se consideran hongkoneses en lugar de chinos, frente al 68 por ciento que manifestaba ese sentir en 1997.

Identidad
93,7 %
de los encuestados se consideran hongkoneses en lugar de chinos. Según una encuesta de la Universidad de Hong Kong.

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