Goma
DPA

La violencia en la región de Kasai, en el centro del Congo, dejó 3 mil 383 muertos desde octubre de 2016, denunció hoy la misión diplomática de la Iglesia católica en el país.

La muerte del líder de la milicia Kamuina Nsapu durante un enfrentamiento en agosto de 2016 provocó una escalada de la violencia entre el Ejército y los milicianos.

La nunciatura apostólica del Congo informó sobre 30 fosas comunes y dijo que 20 pueblos habían sido arrasados completamente.

Alrededor de 60 centros de salud católicos y 141 colegios católicos fueron cerrados o resultaron dañados, según el anuncio realizado en una conferencia episcopal de Kinsasa.

La mayoría de las estimaciones sitúan la cifra de muertos alrededor de los mil, pero la oposición congolesa ha calculado que ya han muerto 3 mil personas, incluidos soldados, milicianos y civiles.

La ONU ha documentado cerca de 40 fosas comunes.

La crisis de Kasai se desató después de que el Gobierno se negara a conceder un estatus oficial a Jean-Pierre Mpandi, conocido como Kamuina Nsapu, como uno de los jefes tradicionales de la región.

Como consecuencia, este movilizó a su milicia movilizó a su milicia en un levantamiento contra la presencia estatal, que se extendió a cinco provincias después de que lo mataran.

La violencia no solo se da con la milicia de Kamuina Nsapu, sino también con grupos escindidos, milicias opositoras relacionadas con funcionarios locales y milicias étnicas.

La ONU dijo hoy que una de las milicias ha disparado, mutilado y quemado a cientos de ciudadanos en los últimos dos meses.

«Mi equipo vio niños de hasta dos años con las extremidades amputadas, muchos bebés tenían heridas de machete y quemaduras graves», dijo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, en Ginebra.

Los refugiados de numerosos pueblos contaron recientemente a los investigadores de la ONU que estas atrocidades las comete el grupo Bana Mura, a quien se cree que las autoridades armaron para luchar contra la milicia Kamuina Nsapu.

Zeid añadió que los Kamuina Nsapu han estado matando funcionarios, miembros de las fuerzas de seguridad y civiles.

Sin embargo, el Ejército y la Policía de la República Democrática del Congo cometieron cerca de dos tercios de las violaciones de los derechos humanos registradas el año pasado, aseguró Zeid, quien insistió en que se lleve a cabo una investigación internacional sobre los crímenes cometidos por todos los bandos del conflicto.

«No se puede permitir que la RDC se convierta en un territorio militar en el que los miembros de las fuerzas de seguridad, los grupos armados y las milicias puedan matar con impunidad», destacó.

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