POR AGENCIAS/AP
Mogadiscio, Somalia
Las fuerzas de seguridad somalíes acabaron hoy por la mañana con un largo asedio a extremistas de Al Shabab que habían atacado un popular restaurante en Mogadiscio.
Los soldados escoltaron fuera del edificio del restaurante Pizza House a varios sobrevivientes del ataque. Los heridos fueron trasladados en ambulancias.
Los militares rodearon el edificio la noche anterior y emplearon armas de gran calibre montadas sobre vehículos para neutralizar a los milicianos. Los soldados lograron acceder a la planta baja mientras francotiradores insurgentes tomaban posiciones en el piso de arriba.
Tras matar a los cinco agresores, los soldados aseguraron el edificio al amanecer de hoy, indicó el capitán de la policía somalí Mohamed Hussein. Los esfuerzos por recuperar el control del lugar se habían visto entorpecidos por la oscuridad de la noche, que les había obligado a esperar hasta la mañana, señaló.
Los sobrevivientes describieron escenas de angustia, narrando cómo se habían escondido debajo de las mesas mientras los agresores seguían disparando en el restaurante y buscaban a los clientes. Los atacantes se movieron de una habitación a otra buscando gente, dijo una sobreviviente.
“Nunca pensé que tendría la oportunidad de volver a ver el sol. Mataban a la gente al verla”, dijo Saida Hussein, estudiante universitaria que sobrevivió al ataque escondiéndose bajo una gran mesa en la planta baja.
Otro sobreviviente, Aden Karie, resultó herido por un agresor que le vio moverse tras una cortina en la habitación a oscuras.
“Me disparó dos veces y una bala me dio en la pierna”, dijo Karie mientras lo conducían a una ambulancia.
Los tejados del restaurante y edificios vecinos volaron por los aires en potentes explosiones.
Se temía que el ataque al popular restaurante dejara muchas víctimas. La policía dijo haber encontrado en el establecimiento los cuerpos de cinco niñas que creían habían muerto a manos de los extremistas. En el interior, el cuerpo de un hombre sirio que trabajaba como cocinero en el restaurante yacía junto a escombros de una pared salpicada de sangre y marcada por los agujeros de bala.