Ginebra
DPA

La población siria continúa en una situación dramática más de seis años después del inicio del conflicto, pese a la creación de zonas de seguridad libres de combates que pretendían sentar las bases de una solución al conflicto.

«Los combates siguen teniendo intenciones brutales y métodos reprobables», dijo el director de la comisión para Siria, Paulo Pinheiro, ante el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra.

Además, la ONU sólo pudo suministrar ayuda en una de las zonas de seguridad de reciente creación, aseguró.

Fuera de las zonas de seguridad, el conflicto sigue latente con consecuencias devastadoras para los civiles, sin que hayan cesado los ataques contra médicos y hospitales, como tampoco los atentados suicidas o los bombardeos de barrios residenciales.

Mientras la violencia en las zonas de seguridad de Idlib y el oeste de Alepo se redujo, otras zonas continuaron bajo un intenso fuego, con graves hostilidades contra la población en la provincia de Homs o en las ciudades de Damasco o Daraa.

Rusia, Turquía e Irán acordaron hace un mes la creación de zonas de seguridad donde estaría vigente un alto el fuego que pretendían ser el inicio de una tregua estable que permitiera poner fin a la guerra civil y buscar una solución política para Siria. Pese a ello, siguen produciéndose combates y ataques aéreos.

La guerra ha dejado más de 400.000 muertos, según la ONU.

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