Brasilia/Sao Paulo
DPA
El Tribunal Supremo de Brasil (STF) autorizó hoy un interrogatorio por escrito al presidente Michel Temer por el escándalo de corrupción que lo rodea.
«El jefe del Ejecutivo tendrá 24 horas para responder a las preguntas formuladas por la autoridad policial», señaló el Supremo en un comunicado en el que anunciaba la decisión del juez Edson Fachin, a cargo en la máxima corte del país del caso «Lava Jato» («Lavado de autos»).
El interrogatorio, que debe ser realizado por la Policía Federal, había sido solicitado hace unos días por la Procuraduría General (fiscalía), que investiga a Temer por corrupción pasiva, obstrucción a la Justicia y asociación criminal. No se conoció una fecha para el envío del cuestionario.
El STF autorizó hace más de diez días las investigaciones que generaron un terromoto político que amenaza con acabar con el Gobierno de Temer, un año después de su llegada al poder.
El mandatario, de 76 años, fue vinculado en una denuncia por primera vez durante su mandato directamente con sospechas de corrupción.
El empresario Joesley Batista, dueño del mayor productor de carne del mundo, la compañía brasileña JBS, denunció a Temer como parte de un acuerdo de cooperación con la Justicia para evitar ser juzgado él mismo por corrupción («delación premiada»). JBS admitió haber sobornado durante años a políticos para conseguir su apoyo.
Como una de las pruebas de su denuncia, Batista presentó la grabación de audio que hizo a escondidas de una conversación que mantuvo con Temer, en la que éste parece avalar el pago de sobornos a políticos.
El escándalo paraliza desde hace días al Gobierno de Temer, que asumió las riendas en el gigante sudamericano hace un año tras la suspensión y posterior destitución de Dilma Rousseff.
La oposición y varios sectores económicos y sociales, incluso algunos antes favorables a la gestión de reformas de mercado de Temer, exigen la dimisión del Presidente.
En caso de prosperar, las investigaciones contra Temer podrían conducir a una acusación formal ante un tribunal y a un posterior y complejo proceso de destitución.
Temer afronta además varios pedidos de «impeachment» en el Congreso para que sea destituido de forma similar a como ocurrió con su predecesora Dilma Rousseff en 2016. Un juicio político de ese tipo, sin embargo, es altamente improbable, ya que el presidente dispone aún de apoyos mayoritarios en el Parlamento.