Berlín
DPA

Tras meses de cautela en torno al nuevo inquilino de la Casa Blanca, la canciller alemana, Angela Merkel, se atrevió a decir finalmente lo que muchos pensaban, pero muy pocos verbalizaban: Europa ya no se puede fiar de Estados Unidos.

Las discusiones en las recientes cumbres de la OTAN y del G7 sobre el gasto militar, la protección del clima o la política de refugiados parece que acabaron por dinamitar la poca paciencia que le quedaba ya a la mandataria alemana, que no dudó en decir alto y claro ayer en un acto en Alemania que Europa camina sola.

«Los tiempos en los que nos podíamos fiar completamente de los otros en parte han terminado. Así lo experimenté los últimos días», declaró. «Y por ello solo puedo decir: nosotros los europeos debemos realmente tener nuestro destino en nuestra propia mano», afirmó al día siguiente de la cumbre del G7 en Taormina (Italia).

¿Estamos ante el principio del fin de las relaciones transatlánticas como las conocíamos hasta ahora? De momento, Merkel, cansada de las declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, que llegó incluso la pasada semana a calificar a los alemanes de «malos, muy malos» en relación a su superávit comercial, invocó la cohesión e independencia de la Unión Europea (UE).

Para la mandataria ese es el camino a seguir frente a las políticas nacionalistas y aislacionistas defendidas en los últimos tiempos por países como Estados Unidos o Reino Unido, que negocia actualmente su salida de la UE.

A pesar de todo, Merkel no quiere dar la espalda por completo a estos países, sino que quiere mantener una relación de amistad con ellos e incluso con la vecina Rusia. «Sin embargo, debemos saber que debemos luchar nosotros mismos por nuestro futuro y nuestro destino como europeos», afirmó.

Sus declaraciones fueron aplaudidas por la prensa internacional y alemana. «¡Finalmente! Finalmente se mira de manera realista lo relacionado con Donald Trump. Finalmente se tiran por la borda las esperanzas de los políticos y transatlánticos respecto al Presidente de Estados Unidos», escribió en un comentario la televisión pública alemana ARD.

«Para Trump rige tanto en política interna como externa, mucho más que en los años pasados, el que cada uno forja su suerte», agregó. «Por ello, el nuevo ajuste de Merkel es una conclusión lógica».

«No se puede contar con Estados Unidos», tituló por su parte un comentario el diario «Frankfurter Allgemeine Zeitung». «Merkel quiere menos influencia de Estados Unidos. Los europeos no deben infravalorarse, pero tampoco sobreestimar las propias posibilidades. Se trata de un equilibrio de intereses pragmático», indicó.

No obstante, estas declaraciones a cuatro meses de las generales en Alemania suscitaron cierto escepticismo. «¿Un momento de cambio histórico o campaña electoral barata?», se preguntaba la revista «Der Spiegel».

De momento, todas las miradas se dirigirán a Alemania en busca de respuestas cuando dentro de seis semanas Merkel reciba a Trump en Hamburgo en su papel de anfitriona con motivo de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del grupo de países desarrollados y emergentes del G20.

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