Mánchester/Estambul
DPA

La milicia terrorista Estado Islámico (EI) reivindicó hoy el atentado perpetrado anoche en Mánchester al final de un concierto de Ariana Grande al que asistían muchos niños y jóvenes, que se saldó con al menos 22 víctimas mortales y 59 heridos, muchos de ellos de gravedad.

La primera ministra británica, Theresa May, dejó claro que el ataque fue un atentado terrorista y aseguró que fue especialmente «repugnante y abominable» al ir dirigido contra menores indefensos. El atacante suicida «escogió el lugar y el momento a propósito para provocar el mayor baño de sangre posible», afirmó.

El terrorista detonó una bomba de fabricación casera al final del concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande, ídolo de muchos niños y adolescentes. Según los servicios sanitarios, doce de los heridos son menores de 16 años. Entre los fallecidos hay varios menores, uno de ellos una niña de 8 años.

Según la jefa de Gobierno, las autoridades creen conocer la identidad del atacante suicida, pero de momento no quieren revelar más detalles. La Policía está investigando si el autor actuaba solo o como parte de una red, agregó.

Un hombre de 23 años fue detenido hoy en conexión con el atentado, informó la Policía de Mánchester, aunque por el momento no se informó de la relación que podría tener con el atacante suicida.

A través de su órgano propagandístico, Amaq, el EI aseguró que uno de sus «soldados» logró colocar una bomba entre «las multitudes cruzadas en Mánchester». Los yihadistas aseguraron que hubo 30 muertos y 70 heridos, aunque las autoridades británicas hablan de 23 fallecidos -incluyendo al atacante- y 59 heridos.

El ataque es una venganza y una respuesta a los ataques contra musulmanes que tiene como objetivo aterrorizar «a los infieles», añadió el EI, amenazando con más atentados.

Según May, que se trasladó a Mánchester, el atentado está «entre los peores que ha sufrido Reino Unido». El más grave se produjo en 2005, cuando 56 personas murieron en Londres en dos atentados yihadistas. La capital británica volvió a verse sacudida por el terrorismo hace exactamente dos meses, con un ataque que dejó seis muertos muy cerca del Parlamento.

El atentado de Mánchester coincide, además, con la campaña para las elecciones legislativas del 8 de junio, que fue cancelada hasta nuevo aviso.

La explosión se produjo en el vestíbulo del Manchester Arena, un pabellón de conciertos con capacidad para unas 21 mil personas. Algunos testigos sintieron un fuerte estallido en la zona de entrada tras la última canción del espectáculo, sobre las 22:30 hora local (21:30 GMT).

Según los presentes, se vivieron escenas dramáticas. Los espectadores huyeron en medio del pánico, mientras las víctimas yacían cubiertas de sangre en el suelo. «Vi a una niña pequeña (…) a la que le faltaba una pierna», explicó un testigo al canal Sky News. Horas después del atentado, las familias seguían intentado localizar a personas que asistieron al concierto.

Ariana Grande, que salió ilesa, lamentó lo ocurrido y se mostró «rota». «Desde el fondo de mi corazón, lo lamento mucho, mucho. No tengo palabras», escribió en Twitter la cantante estadounidense.

El Consejo Musulmán Británico (MCB) condenó el atentado, que calificó de «acto criminal y horrible». «Que los autores se enfrenten a todo el peso de la justicia tanto en esta vida como en la próxima», dijo su secretario general, Harun Khan.

Líderes de todo el mundo también mostraron sus condolencias y manifestaron su apoyo al Gobierno británico en la lucha contra el terrorismo.

El presidente estadounidense, Donald Trump calificó a los responsables de «viles fracasados» («evil losers»). Desde Belén, donde se encontraba de visita, dijo que no llamaría «monstruos» a los atacantes «porque a ellos les gustaría ese término». Trump se mostró «en total solidaridad con Reino Unido» y lamentó que tanta gente «joven y bella» haya perdido la vida. «Esta ideología enferma tiene que desaparecer», dijo.

El Papa Francisco, a su vez, mostró «su profunda tristeza» y expresó «de todo corazón su solidaridad a todos los afectados por este insensato acto de violencia», según un comunicado del Vaticano.

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