Nueva York/Stuttgart
agencia/dpa

Corea del Norte rechazó cualquier responsabilidad en el ciberataque que paralizó una semana antes cientos de miles de computadores en todo el mundo.

En una conferencia de prensa ofrecida en Nueva York, el embajador suplente de Corea del Norte ante Naciones Unidas, Kim In-ryong, calificó las acusaciones contra su país de «ridículas». Según Kim, «es algo típico de Estados Unidos lanzar una ruidosa campaña antinorcoreana cada vez que pasa algo extraño».

El ataque con el virus «Wanna Cry» afectó a al menos 200 mil organizaciones y usuarios privados en unos 150 países y encriptó todos los datos almacenados en las computadoras infectadas. Los autores del ciberataque exigían, para restablecer el acceso a los datos, el pago de un rescate.

Entre las víctimas del ataque figuraban varios hospitales británicos, la compañía alemana de ferrocarriles y la automotriz francesa Renault. Los resultados de los primeros análisis apuntaron a Corea del Norte como origen del ataque.

Días después, el diario estadounidense «The New York Times» publicó que miembros de los servicios secretos y expertos privados en seguridad afirmaron que algunas pistas digitales apuntan a hackers relacionados con Corea del Norte como posibles sospechosos del ciberataque.

El experto alemán en ciberseguridad Michael Eberhardt, por su parte, advirtió de que el número de ataques está aumentando de forma significativa a causa de la creciente conectividad en el mundo, lo que demuestra lo vulnerable que es el mundo digital.

«Nadie cuestiona la digitalización, pero sin la existencia de un concepto de seguridad fiable, esta puede paralizar temporalmente una empresa», señaló Eberhardt, director para Europa del proveedor de servicios IT DXC Technology.

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