POR ERIC TALMADGE/AP
Tokio, Japón

La rutina se ha vuelto bastante conocida. En algún momento de la mañana, un misil sale de su plataforma en Corea del Norte y emprende el vuelo, antes de caer en alguna parte del Océano Pacífico. Pero, ¿y si Pyongyang no estuviera sólo probando su arsenal o ejercitando a sus tropas? ¿Cuánto tiempo le tomaría alcanzar sus verdaderos objetivos?

Aquí, dos expertos hablan con The Associated Press sobre lo que sucedería si Corea del Norte disparara contra objetivos cercanos y remotos. Uno de ellos es David Wright, científico y codirector del programa de seguridad Global de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad; el otro es el analista Markus Schiller, de ST Analytics, una compañía consultora de tecnología aeroespacial y balística con sede en Alemania.

La conclusión: La situación se pondría muy fea, y muy rápido.

SEÚL: ENTRE PRÁCTICAMENTE AL INSTANTE Y 6 MINUTOS

Si realizara un ataque, la primera oleada llegaría prácticamente sin advertencia. Los estimados varían sobre la cantidad de daños que podría causar este tipo de ataque — Pyongyang no puede, como asegura, reducir a Seúl a un mar de cenizas antes de sufrir una contraofensiva pulverizadora —, pero el daño sería considerable.
Las defensas de Seúl son porosas.

TOKIO: DE 10 A 11 MINUTOS

Japón también cuenta con misiles Patriot que despliega, entre otros lugares, en terrenos del Ministerio de Defensa, en el centro de Tokio.

Junto con Estados Unidos ayudó a desarrollar el sistema naval Aegis, que está diseñado para interceptar misiles de mediano alcance; es decir, misiles con un alcance menor a los 5 mil kilómetros (3 mil 100 millas).

Los Patriot están diseñados para interceptar misiles entrantes en “etapa terminal” — justo antes del impacto — en caso de que los misiles SM-3 del sistema naval Aegis no logren interceptarlos más lejos y más alto, a la mitad de su trayecto.

Schiller hizo un señalamiento sobre este punto: Queda por verse si Pyongyang tiene una ojiva nuclear funcional y “no sólo un dispositivo nuclear que estalle en un túnel bajo condiciones de laboratorio”.

Pero se han generado serias preguntas sobre si esta estrategia de varios niveles, incluso respaldada por el sistema THAAD, sería una protección confiable contra un ataque de misiles.

Uno de los problemas es si pudiera o no verse superada por un ataque “en masa”: varios misiles entrantes al mismo tiempo.

Corea del Norte, posiblemente al tanto del temor, lanzó de manera simultánea cuatro misiles Scud ER de mediano alcance al Mar de Japón en marzo pasado.
En un reconocimiento a las actuales debilidades en la protección contra misiles, algunos legisladores del partido gobernante en Japón presionan por un plan para que se lance la primera ofensiva, valiéndose de misiles balísticos o de crucero, o los aviones de combate F-35.

WASHINGTON, D.C.: DE 30 A 39 MINUTOS

Nueva York y Washington están a menos de 11 mil kilómetros (6 mil 800 millas) de distancia, recorrido que requiere unos 30 minutos para ser cubierto, de acuerdo con Schiller, o de 38 a 39 minutos, según lo calculado por Wright.

El gobierno estadounidense se apoya en gran medida en su sistema terrestre de Defensa Contra Misiles, ubicado en la Base Aérea Vandenberg en California y en Fort Greely, Alaska, para interceptar los ICBMs que se dirijan al país.

De acuerdo con la Agencia de Defensa Contra Misiles de Estados Unidos, que calcula que Corea del Norte ahora “maneja cientos de misiles que pueden llegar a fuerzas estadounidenses emplazadas en la República de Corea y en Japón”, los sistemas estadounidenses de defensa contra misiles como el GMD y el THAAD “desalientan a los adversarios de creer que pueden utilizar misiles balísticos para coaccionar o intimidar a Estados Unidos o sus aliados”.

Pero los críticos hacen notar que el GMD, que ha costado 40 mil millones de dólares, falló en seis de sus nueve pruebas de intercepción entre 2002 y 2016. Afirman que la estrategia carece de “un plan creíble para vencer a medidas de contraataque” tales como los señuelos.

Wright dijo que, más allá de detener a un misil que se dirija al país, otra gran pregunta es qué haría _o debería hacer_ un presidente estadounidense como respuesta.

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