Kentucky

Inspirados en la esencia humana y de los migrantes, que hemos aprendido de las leyes del primer mundo, es imprescindible que los pueblos nos unamos en una agenda común: “Lucha contra la corrupción y apoyo a la justicia”.

No importa si es arriba, abajo, derecha, izquierda, los de allá o los de atrás. Lo que importa es el padre y la madre que no saben si sus hijas e hijos regresarán con vida a la casa. Lo que importa es ser humildes y valientes para defender a nuestras familias. Lo que importa es no darse por vencido. Si 10 veces dicen “no”, hay que intentarlo 11 veces. Imaginemos magnánimos arquetipos y generaciones invirtiendo en nodos de cambios de fondo. ¡Expulsemos a los corruptos!

Citando a Edgar C. Barillas: “Nosotros los pueblos, unidos por un mundo mejor, somos las nuevas fronteras de oportunidades para las masas cansadas. Debemos articular, pueblo con pueblo, para ser libres, invertir inteligentemente, incentivar la unidad familiar y la filantropía comunitaria desde el celular”.

Es importante enlazar el tercer sector migrante al tercer sector local. Fomentar la exportación de industrias culturales, economía naranja, centros de desarrollo comunitarios, viviendas productivas, turismo académico y microfranquicias como solución para la prosperidad de las bases de la pirámide.

Las diásporas migrantes debemos trabajar junto a las autoridades de Guatemala, Estados Unidos y México para impulsar a las mujeres, jóvenes, indígenas, emprendedores y microempresarios en Centroamérica. Debemos ser luz, esperanza y conocimiento. Debemos “Saber para servir y servir para multiplicar”. GC.

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