Por ANGELA CHARLTON y RAPHAEL SATTER
PARÍS
AGENCIA/AP

El organismo supervisor de campañas electorales en Francia investigaba esta mañana un ciberataque y una filtración de documentos dirigida contra el candidato a la presidencia Emmanuel Macron. Su campaña describió el incidente como un intento de interferir en las tensas elecciones.

El temor a los ataques informáticos y las interferencias de campaña ha sido constante durante la campaña francesa, y ayer se materializó cuando el equipo de Macron dijo haber sido víctima de una intrusión “masiva y coordinada”.

Su campaña dijo que agresores no identificados accedieron a los emails personales y profesionales del personal y filtraron en internet contratos y material financiero de la campaña, mezclados con documentos falsos.

Los responsables seguían siendo desconocidos. Aunque el ataque golpeó una campaña ya agitada, no estaba claro si la filtración de documentos podría mermar el apoyo a Macron ante la líder ultraderechista Marine Le Pen.

Los franceses abandonaron en primera vuelta a los partidos tradicionales de izquierda y derecha y ahora eligen entre la visión europeísta y liberal de Macron y la Francia proteccionista y con fronteras cerradas esbozada por Le Pen, que ha encontrado eco entre trabajadores castigados por la globalización. El futuro de la Unión Europea podría depender de los comicios, también considerados como una prueba para el populismo global.

Los territorios franceses de ultramar comenzaron a votar el sábado, en medio de una prohibición generalizada a los actos de campaña y la cobertura mediática que se considere pueda influir en la decisión de los votantes. La filtración comenzó justo antes del bloqueo informativo a medianoche, con una puntualidad efectista propia de esta dramática campaña.

Un usuario compartió en 4chan _un sitio web conocido entre otras cosas por bulos crueles y extremismo político_ enlaces a una gran cantidad de datos que según el autor procedían de la campaña de Macron. La plataforma de Macron se apresuró a confirmar que había sido hackeado semanas antes y que al menos algunos de los documentos eran auténticos.

El movimiento político del candidato centrista, En Marcha, describió el ataque como un intento de “sembrar la duda y la desinformación” y desestabilizar el voto, y afirmó que tomará “todas las medidas” para aclarar lo sucedido. El grupo recordó filtraciones similares de la campaña de Hillary Clinton por la presidencia de Estados Unidos, señalando que también mezcló documentos auténticos con otros falsos.

El número dos del Frente Nacional, el partido antiinmigrantes de le Pen, preguntó en un tuit “¿Nos enseñará algo la filtración de Macron que el periodismo de investigación enterró de forma deliberada?”.

Por su parte, la comisión que supervisa la campaña convocó una reunión el sábado ser informada de la filtración.

La comisión electoral también pidió el viernes por la noche al Ministerio del Interior que investigara las acusaciones de la campaña de Le Pen sobre que se habían saboteado las papeletas para beneficiar a Macron. La campaña de Le Pen dijo que los administradores electorales de varias regiones que habían recibido papeletas de ambos candidatos habían encontrado las de Le Pen “rasgadas de forma sistemática”.

La campaña ha sido inusualmente agria. Los votantes han arrojado huevos y harina, ha habido choques entre manifestantes y policías y los candidatos se insultaron en la televisión nacional, en un reflejo del desapego generalizado de los votantes con la política.

Le Pen, de 48 años, ha llevado al Frente Nacional, antes un paria por su racismo y antisemitismo, más cerca que nunca de la presidencia de Francia. Ha aprovechado la creciente frustración de la clase trabajadora ante la globalización y el racismo e incluso si pierde, probablemente se convertirá en una influyente figura de oposición en la política francesa en la próxima campaña para las elecciones parlamentarias.

En una entrevista el viernes con The Associated Press, Le Pen dijo que gane o pierda, “lo cambiamos todo”. Proclamó una “victoria ideológica” y dijo que todavía podría conseguir un triunfo inesperado el domingo.

Macron, de 39 años, también ayudó a transformar la estructura política francesa con su campaña independiente al margen de los partidos tradicionales.

Sin embargo, a muchos votantes no les gusta ninguno de los dos candidatos. Temen el pasado racista del Frente Nacional y les preocupa que Macron pueda derribar las protecciones de los trabajadores o parecerse demasiado a su mentor, el saliente y profundamente impopular presidente François Hollande.

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