Estocolmo, Suecia
POR AGENCIAS/DPA

Suecia recordó hoy a las víctimas del supuesto atentado terrorista del viernes y se encuentra sumida en un debate sobre la política de expulsiones, después de que se conociese que el supuesto atacante, un uzbeko de 39 años, debía haber sido expulsado del país tras denegársele el permiso de residencia.

La Policía sueca considera que ese hombre es «con gran seguridad» el atacante de Estocolmo. «Desde el punto de vista policial, estoy seguro de que tenemos al atacante. Ahora le corresponde al fiscal probarlo en los tribunales», dijo el jefe nacional de Policía, Dan Eliasson, que no explicó si el detenido admitió el ataque.

El presunto atacante, que al parecer simpatizaba con el grupo terrorista Estado Islámico, arremetió contra una multitud en una céntrica calle de Estocolmo, dejando cuatro muertos y 15 heridos.

Según se supo ayer, el sospechoso solicitó en 2014 el permiso de residencia en Suecia pero se le denegó en 2016. En diciembre pasado se le notificó que tenía cuatro semanas para abandonar el país, pero desapareció en febrero, cuando la policía empezó a buscarle.

«Si los datos que hemos recibido sobre esa persona son ciertos, tendremos que pedir que alguien asuma la responsabilidad. Sobre todo desde el Gobierno», afirmó anoche el líder de los populistas de derechas Jimmie Åkesson. También la líder conservadora Anna Kinberg Batra pidió responsabilidades al respecto.

El primer ministro sueco, Stefan Löfven, llamó ayer a que se mejoren los mecanismos de deportación y calificó de «frustrante» que las autoridades no fuesen capaces de expulsar al sospechoso.

La denegación de un permiso permanente de residencia o de asilo debe traducirse en la salida del país de la persona afectada, expresó el mandatario. «Tenemos que mejorar las posibilidades para garantizarlo», afirmó.

Según las autoridades fronterizas suecas, en el país nórdico se busca a 12 mil personas a las que les fue rechazada la solicitud de residencia.

También el hombre que en diciembre atacó con un camión en un mercado de Navidad de Berlín, el tunecino Anis Amri, había sido calificado como potencialmente peligroso por las autoridades y contra él se había emitido una orden de expulsión del país que finalmente no fue cumplida.

En todo el país se recordó hoy con un minuto de silencio a las víctimas del supuesto atentado terrorista mientras el primer ministro Löfven aseguró que no se rendirán ante los terroristas.

«No están solos. Pensamos en ustedes. Toda Suecia está con ustedes», aseguró Löfven a los allegados de las víctimas. «Nunca nos rendiremos ante el terrorismo. Resistiremos juntos», añadió en referencia a Bélgica y Reino Unido. Entre las cuatro víctimas mortales del ataque había ciudadanos de ambos países, que también se vieron golpeados por el terrorismo en su propio territorio.

En la capital, Estocolmo, se reunieron muchas personas cerca del lugar del ataque y del ayuntamiento, ante banderas nacionales azules y amarillas que ondeaban a media asta. En el acto participaron también la familia real y representantes del Parlamento.

En el marco de las investigaciones, la policía realizó la pasada noche una nueva redada en un barrio del norte de Estocolmo. «No puedo comentar si hubo alguna incautación», dijo a dpa el portavoz policial Lars Bystrom.

Según la prensa, se trató de una redada en una empresa dedicada a la eliminación de asbesto del barrio de Sollentuna. Desde el viernes la Policía llevó a cabo redadas en varios lugares de Estocolmo, entre ellos otra empresa en Sollentuna y un apartamento en el barrio de Varberg, en el que se supone que estuvo el sospechoso horas antes del atentado.

Actualmente siguen bajo arresto dos personas, entre ellas el uzbeko de 39 años, que es sospechoso de terrorismo y asesinato. Nueve de los 15 heridos en el ataque permanecen hospitalizados, según las autoridades.

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