PALM BEACH, Florida, EE.UU.
AP

Los misiles que cayeron en la madrugada sobre una base aérea de Siria llevaban un mensaje bien claro para el presidente Bashar al Assad: El uso de armas químicas generará una intervención militar estadounidense.

El resultado de esa advertencia es más difuso: Assad está firmemente afianzado en el poder y en condiciones de seguir lanzando ataques químicos.

Estados Unidos no está en guerra con Siria, por ahora al menos. La intervención fue muy limitada y dejó abiertas las puertas para que las cosas no pasen a mayores si Assad cambia de actitud, al tiempo que Washington se reserva el derecho de intensificar sus acciones de considerarlo necesario.

Pero la sorpresiva andanada de misiles genera interrogantes acerca de hacia dónde se encamina la política de Estados Unidos hacia Siria luego de que Trump cambiase una posición de no intervención que había reiterado hacía pocos días. La semana pasada Trump había dicho que la partida de Assad ya no era una prioridad y que Estados Unidos enfocaba todos sus esfuerzos en derrotar a la organización Estado Islámico en el norte del país.

Pero las recientes declaraciones de Trump conllevan riesgos. Ningún funcionario estadounidense dijo que la amenaza del uso de armas químicas haya desaparecido y si Assad reincide a Estados Unidos podría no quedarle otra opción fue incrementar sus acciones militares.

Esto plantea la posibilidad de que Assad obligue a Estados Unidos a involucrarse más todavía en una brutal guerra civil que ya lleva seis años, en la que murieron cientos de miles de personas, que generó la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial y la cual no da muestras de ceder.

Enfrentarse con el gobierno sirio abre la posibilidad de que Damasco responda con la fuerza. Eso genera nuevos peligros para las fuerzas estadounidenses que libran en tierra una guerra aparte con el EI en el norte de Siria y para los aviones que atacan a grupos extremistas en el espacio aéreo sirio.

Estados Unidos enfrenta ahora una situación delicada con dos aliados de Assad. Deseoso de no generar tensiones con Moscú, los estadounidenses les informaron a los rusos que lanzarían esos misiles y les pidieron que no interviniesen. Pero dijeron poco acerca de Irán, un país que podría responder de distintas formas, interfiriendo incluso con el paso de barcos por el Golfo Pérsico o provocando a Israel.

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