WASHINGTON
AP
Mientras el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se apresta a recibir esta semana a su colega chino Xi Jinping en su propiedad Mar-a-Lago en Florida, las dos mayores economías y principales emisores de gases con efecto invernadero del mundo toman caminos divergentes en política climática.
Trump ha indicado que podría retirar a Estados Unidos del acuerdo de París y Xi se prepara para liderar la lucha contra el cambio climático.
El gobierno chino canceló recientemente la construcción de más de un centenar de plantas eléctricas nuevas, alimentadas con carbón, para invertir al menos 360 mil millones de dólares en proyectos de energías limpias hasta 2020. Se estima que esto creará 13 millones de empleos.
Trump, por su parte, firmó un decreto la semana pasada que anula varias políticas de la era de su predecesor Barack Obama que regulaban la emisión de dióxido de carbono y se comprometió a revertir décadas de declive en la minería de carbón, que supone unos 75 mil puestos de trabajo en el país.
Mientras Trump amenaza con abandonar el acuerdo climático de París, Xi está a punto de ser el líder mundial en el tema del combate al calentamiento global. Ese acuerdo, firmado en 2014 por casi 200 naciones, estipulaba que los aumentos de temperatura del planeta no deberían superar los 2 grados centígrados (3.6 grados Fahrenheit), a fin de evitar catastróficas inundaciones y sequías.
En el Foro Económico Mundial de Davos en enero, Xi calificó el acuerdo de París como «una hazaña lograda tras gran esfuerzo» y exhortó a los países firmantes a cumplirlo.
La Casa Blanca el miércoles se negó siquiera a divulgar si el tema de cambio climático será parte de las consultas en Mar-a-Lago. Las autoridades estadounidenses más bien apuntan a enfatizar la necesidad de que China coopere para enfrentar la amenaza nuclear de Corea del Norte.