Washington/Caracas
DPA

Veinte países de la Organización de los Estados Americanos (OEA) pidieron hoy en una reunión extraordinaria del Consejo Permanente de ese foro que se busquen vías «en el menor plazo posible» para ayudar a resolver la crisis política, económica, social y humanitaria que vive Venezuela.

Veinte delegaciones de la OEA -entre las que destacan México, Brasil, Colombia, Argentina, Canadá y Estados Unidos- acordaron una declaración en la que piden que se sigan examinando «opciones, con la participación de todas las partes en Venezuela, para apoyar el funcionamiento de la democracia y el respeto al Estado de Derecho dentro del marco constitucional venezolano».

Los países firmantes de esta declaración señalaron la necesidad de encontrar «propuestas concretas para definir un curso de acción que coadyuve a identificar soluciones diplomáticas en el menor plazo posible», en el marco institucional de la OEA y a través de consultas incluyentes con todos los Estados miembro.

Desde Caracas, el presidente Nicolás Maduro denunció que Estados Unidos dirige una coalición de gobiernos de derecha en la región contra Venezuela dentro de la OEA y mencionó a México como parte del grupo agresor.

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, apoyó a través de Twitter la declaración de los veinte países «para identificar soluciones en menor plazo posible para Venezuela».

Luis Alfonso de Alba, embajador de México ante la OEA, explicó al término de la reunión que a partir de ahora siguen «pasos concretos» que se traducirán en «los próximos días» en un proyecto de resolución para establecer «un mecanismo» que permita analizar «propuestas concretas de acompañamiento a un proceso».

Durante el debate sobre la situación en Venezuela, las delegaciones apostaron por el diálogo y consideraron varias herramientas disponibles para ayudar a resolver la crisis que vive el país latinoamericano.

Venezuela intentó frenar la reunión extraordinaria del Consejo Permanente, convocada a petición de 18 estados miembro. La delegación venezolana consideró que la sesión vulneraba las normas que rigen la organización y recordó que se había convocado sin su consentimiento.

Nicaragua y Bolivia apoyaron la protesta al considerar que se trata de una injerencia en los asuntos internos de Venezuela. Tras una hora discutiendo, la mayoría votó por seguir adelante con el debate.

Los estados miembro se limitaron a discutir las herramientas disponibles dentro de la OEA para ayudar al pueblo venezolano a salir de la crisis, pero no tomaron decisiones concretas.

Entre las herramientas que se barajan se encuentran la posibilidad de establecer un «grupo de amigos», enviar una delegación a Venezuela, elevar el nivel político de discusiones de la OEA, crear mesas de trabajo o realizar reuniones «al menos una vez al mes» en el seno de la organización para analizar la situación en el país y los avances en el diálogo entre el Gobierno y la oposición venezolanos.

En la reunión no se votó si aplicar o no la Carta Democrática Interamericana a Venezuela, que en última instancia podría llevar a la suspensión del país de la organización, tal y como ha pedido Almagro.

El encuentro fue bastante tenso y varias delegaciones pidieron al presidente del Consejo Permanente que llamara la atención a Samuel Moncada, nuevo embajador de Venezuela ante la OEA, por el tono utilizado durante la sesión y por los ataques a otros países miembro.

La canciller venezolana, Delcy Rodríguez, denunció en una rueda de prensa al término de la reunión que «hay un grupo de países que enmascarado en su preocupación, entre comillas, por Venezuela, lo único que pretende es la intervención» en el país.

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