Ginebra
DPA

El Gobierno sirio sigue atacando a los rebeldes de la oposición con armas químicas prohibidas, según denunció hoy la comisión de investigación para Siria del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.

En enero, al menos seis personas resultaron heridas con gas gloro durante el ataque contra el pueblo de Baseemeh, cerca de Damasco. Entre finales de enero y el 21 de febrero se registraron al menos cuatro ataques con esa sustancia en los que murió una persona y 17 resultaron heridas. Los afectados sufrían graves problemas respiratorios y tenían las pupilas dilatadas.

«El uso de gas cloro por las fuerzas sirias sigue un patrón observado en 2014, 2015 y 2016», señala el Consejo.

En otro tipo de ataque químico en 2013 con gas sarín, el régimen habría matado a más de 1,400 personas en el área de Ghuta, a las afueras de Damasco.

Ese mismo año y a raíz de ese ataque, una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU obligó al presidente sirio Bashar al Assad a destruir el arsenal de armas químicas del país. No obstante, desde entonces se han seguido reportando informes de ataques con gas cloro y otras toxinas.

Los investigadores destacaron, sin embargo, que todas las partes siguieron cometiendo ataques indiscriminados y ejecuciones sumarias este año.

Las escuelas han dejado de ser un lugar de refugio para los niños, ya que son bombardeadas sin escrúpulos. Grupos cercanos al Gobierno atacan también hospitales y suministros de agua, lo que constituyen crímenes de guerra, denuncian los expertos.

El informe señala también ejecuciones por parte de organizaciones terroristas y ataques de otros grupos armados, así como la destrucción de infraestructura civil por parte de la coalición internacional liderada por Estados Unidos en ataques dirigidos contra rutas de suministro de los extremistas del autoproclamado Estado Islámico.

«El país entero se ha convertido en una cámara de tortura: un lugar de horrores terribles e injusticia absoluta», dijo el alto comisionado para los Derechos Humanos, Said Raad al Hussein. «Es el peor desastre provocado por hombres en todo el mundo desde la Segunda Guerra Mundial».

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