Berlín
DPA
La canciller alemana, Angela Merkel, compareció hoy ante una comisión del Parlamento alemán que investiga el espionaje masivo de los servicios secretos de Estados Unidos en el país, que incluyeron la intervención de su teléfono móvil.
Antes de ser interrogada por los diputados, Merkel destacó la importancia de salvaguardar la esfera privada, pero al mismo tiempo de proteger a la ciudadanía de la amenaza terrorista.
«Al final siempre se trata de encontrar el equilibrio entre libertad y seguridad», dijo la mandataria.
Merkel aseguró que esta fue su postura cuando se enteró por los medios, en junio de 2013, que la inteligencia estadounidense trabajaba con «programas de recopilación de datos».
«No está bien espiar a los amigos», declaró la mandataria cuando la información revelada por el exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos, Edward Snowden, indicaba que también ella había sido objetivo del espionaje telefónico de la inteligencia norteamericana.
Más adelante salió a la luz que el servicio de inteligencia alemán BND había espiado datos a gran escala para otros países aliados, incluido Estados Unidos.
El CELULAR DE MERKEL
El terminal no era a prueba de escuchas y no estaba certificado como seguro, informaron, en su momento, diversos medios de comunicación del país. Por eso se cree que los servicios secretos estadounidenses monitorearon tanto las llamadas como los mensajes de texto enviados y recibidos por la mandataria.
El periódico alemán Die Welt señaló que el móvil afectado era un modelo Nokia que Merkel utilizó entre octubre de 2009 y julio de 2013. Presuntamente, el dispositivo pertenecía a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) que dirige la política conservadora.
La permanente movilidad que le exige su cargo de canciller hace que el medio de comunicación más utilizado por Angela Merkel sea un celular.